¿Por qué las parejas no duran 70 años como duraron mis abuelos?

La sociedad se refleja en cada uno de nosotros y por lo tanto, en nuestras relaciones. Lo queramos o no, no podemos escapar de la cultura en la que estamos inmersos donde priman las soluciones rápidas, la satisfacción inmediata, los resultados que no necesitan de esfuerzos prolongados y los productos de uso inmediato. Somos hijos de nuestro tiempo.

La inmediatez y la fugacidad se hacen presentes en todos los ámbitos, incluido en las relaciones de pareja. Parece que la tendencia ya no es “estar juntos para siempre” sino “estar juntos hasta saciar nuestro deseo”, creando lazos débiles que se diluyen y escapan ante cualquier conflicto o cualquier excusa.

La primacía de la individualidad sobre el bien común y el establecimiento de relaciones duraderas y profundas con los demás ha dado pie a la aparición de las “relaciones líquidas”, concepto acuñado por el filósofo y sociólogo polaco Zygmunt Bauman para definir a las relaciones de vínculos frágiles.

La ambivalencia entre lo que deseo y temo

En la mayoría de las relaciones de pareja se busca la seducción y la novedad como si fueran un objeto de consumo más y se huye de todo lo relacionado con el compromiso. De esta manera, una vez que la persona se siente satisfecha se sumerge en otra relación para buscar mayor satisfacción que en la anterior pero sin entregarse al 100% en ninguna.

El amor que invade muchas de las relaciones actuales se encuentra atrapado entre el deseo de estar relacionados y el temor y la desconfianza a ello, configurando la encarnación de lo instantáneo y lo descartable como afirma Catherine Jarvie. Pero, más allá de la influencia de la cultura en la que vivimos, ¿por qué sucede esto?

El individualismo, la inseguridad y el miedo a confiar

Para muchas personas no es algo fácil establecer un vínculo fuerte y comprometido, ya que conlleva todo un ejercicio de responsabilidad y trascendencia personal que hay que estar preparados y dispuestos a asumir.

Para ello, hay que liberarse del miedo y la inseguridad, trampas de una autoestima que no se ha desarrollado de manera adecuada. El miedo a ser traicionados, abandonados o rechazados fruto de nuestras experiencias infantiles y relaciones pasadas que nos encadena a no dar el paso y seguir en esa zona de seguridad en la que el riesgo no existe y la inseguridad de no ser lo suficientemente valiosos para mantener un vínculo lo bastante fuerte como para construir un futuro junto a otra persona. Pero en esta vida la seguridad es una ilusión. Por mucho que no queramos creerlo todos nos encontramos navegando en la neblina de la incertidumbre.

Para querer a los demás hay que empezar por uno mismo

Según Bauman “conectamos” más que nos “relacionamos” cautivados por el individualismo. Y aunque bien es cierto que no es necesario tener pareja para ser felices y podemos si así lo decidimos libre y responsablemente permanecer solteros toda la vida, hay un alto porcentaje de personas que sí imaginan un futuro junto a alguien con el que compartir su camino de vida, la cuestión es cómo construirlo y por ende, mantenerlo en la vorágine imperante del usar y tirar y las relaciones de bolsillo.

La solución se encuentra en primer lugar en la práctica del amor propio. Y es que difícilmente podremos querer a los demás y establecer vínculos sanos y fuertes si no nos amamos a nosotros mismos primero. Para ello, hay que conectar con nuestro “yo” más profundo y descubrir qué es aquello que queremos y necesitamos, de lo contrario nuestros lazos serán fugaces o dependientes, ambas situaciones generadoras de malestar y sufrimiento.

Ni que decir tiene que lo más importante no es la cantidad sino la calidad del vínculo y por supuesto la sensación de bienestar personal y relacional. Por lo que la última decisión se encuentra en nosotros mismos.

“Amar significa abrirle la puerta a ese destino, a la más sublime de las condiciones humanas en la que el miedo se funde con el gozo en una aleación indisoluble, cuyos elementos ya no pueden separarse”

-Zygmunt Bauman-

Referencias bibliográficas:
-Bauman, Zygmunt (2005). Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. México D.F. Fondo de cultura económica.

Artículo cedido a este Blog por la Psicóloga Gema Sánchez Cuevas. Colegiada Nº EX01253. © All rights reserved.