La dependencia emocional: “Sin ti no soy nada”

Seguro que todos nosotros hemos escuchado alguna vez e incluso, hemos verbalizado alguna de estas frases tan pretenciosas: «No puedo vivir sin ti» «¿Qué sería de mi sin ti?» «Tú me haces feliz” “Sin ti no soy nada” etc.

Aunque la mayoría de las personas consideran que sentir y expresar esos sentimientos hacia alguien simboliza una demostración del amor que sienten por la otra persona, la realidad es bien distinta.

Cuando alguien manifiesta este tipo de afirmaciones y, además cree firmemente en ellas, entra en juego la confusión entre “necesitar” y “desear”.

Realmente, cuando se siente todo esto, se está cediendo nuestra felicidad a manos de la otra persona, es decir, le estamos otorgando el poder de que haga o deshaga con ella, todo lo que crea oportuno.

Nadie necesita a nadie para ser feliz, afortunadamente en este mundo, nadie es imprescindible y nadie tiene la capacidad ni el don de ser considerado un «algo» necesario para nadie.

La única persona que resulta ser necesaria en algún momento de nuestras vidas, es nuestra madre cuando en nuestros primeros años de vida, tiene que alimentarnos y cuidarnos, siendo nosotras/os bebés.

Pero cuando crecemos, esa necesidad desaparece, dejando paso al agradecimiento por el amor y cuidados recibidos, al igual que, desaparece toda necesidad de estar o depender de alguien.

¿Por qué esta separación la vivimos como algo natural y en cambio, la independencia dentro de una pareja parece que resulta algo tan complicado?

Cuando dos personas deciden iniciar una relación, parece que, para ello, una de las condiciones indispensables sea terminar con su independencia, con su individualidad como ser humano y, en la mayoría de los casos, con su vida fuera de la pareja.

Por suerte, existen muchas parejas que no caen en este tipo de acuerdo, ni sucumben a la tentación de coartar su libertad ni la libertad del otro para ceñirla a las necesidades de la pareja.

Iniciar una relación de amor con alguien, no necesariamente implica perder la independencia y la libertad para hacer lo que ya venias haciendo con tu vida antes de encontrar a esa persona.

Una pareja debe ser feliz y libre de forma independiente y querer compartir esa felicidad y libertad con la otra persona. Pero normalmente, este punto lo olvidamos y tendemos a poner nuestra felicidad y libertad en manos del otro/a y, es ahí donde todo empieza a fallar, o incluso, donde nunca había empezado a funcionar.

Dos personas consiguen formar una relación de estas características, únicamente cuando ellos mismos, por sí solos, consideran tener una vida plena, se sienten felices, completos y con muchas ganas de compartir todo eso con otra persona que, a la vez, se siente igual de feliz y completa.

Por todo ello, es fundamental otorgarle la importancia que tiene la independencia dentro de una relación amorosa, cosa que, a día de hoy, resulta cada vez más complicado encontrar en parejas mayoritariamente jóvenes.

Este tipo de relaciones que se suelen iniciar en la adolescencia, se encuentran marcadas generalmente, por tintes machistas y posesivos en los que, o bien, una de las dos partes de la pareja se ve coaccionada a tomar según qué decisiones sobre su vida o bien, ambas partes de la pareja tienen ese mismo problema a la hora de decidir.

Por ello, es de vital importancia tener siempre presentes que:

«Nunca le des a alguien el poder de hacerte feliz, pues le estarás dando el mismo poder para hacerte un desgraciado»

Artículo escrito y cedido a este Blog por la Psicóloga Andrea Mezquida Ortega. Valencia.  Colegiada NºCV12578 .andreapsicologa8@gmail.com

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