Maternidad a partir de los 60: análisis psicológico

Cada vez son más las mujeres que rozan e incluso, sobrepasan el medio siglo y solicitan en las clínicas de fecundación in vitro la posibilidad de tener hijos. ¿Es posible ser madre a la edad en la que se debería ser abuela?

 

Así es. Debido al crecimiento científico y tecnológico esta situación es posible. De hecho, uno de los ejemplos de maternidad tardía en España es Carmen Bousada que hizo historia el 29 de diciembre del 2006 cuando dio a luz a gemelos justo una semana antes de cumplir 67 años. Lamentablemente, falleció de cáncer 2 años y medio después pero nunca se arrepintió de haber tomado la decisión de elegir su momento para ser madre.

 

Otro ejemplo es Carole Hobson de nacionalidad británica que tuvo gemelos a los 58 años y que afirma estar orgullosa de haberlo hecho, eso sí, aconseja que antes de tomar esta decisión es conveniente reflexionar y meditar sobre ello. Y el récord mundial lo ostenta Omkari Panwar en la India siendo la madre más longeva de la historia teniendo mellizos a los 70 años.

 

Implicaciones de la maternidad tardía

 

A pesar de que a una mujer no se le puede negar su derecho a ser madre por la edad, de no haber una restricción legal ni un límite de edad establecido para ser madre en España, el retraso de la maternidad es una realidad que no está siendo muy bien valorada por los profesionales, generando una gran cantidad de dilemas éticos y morales sin respuesta, sobre todo cuando la edad de ser madre ronda o supera los 60.

 

Aunque no existen muchos datos e investigaciones sobre este tema, los existentes no son favorables indicando repercusiones tanto físicas como psicológicas. Por ejemplo, un estudio realizado en conjunto por la Universidad de Indiana, el Instituto Karolinska y el Hospital Infantil Astrid Lindgren afirma que la paternidad tardía es un riesgo para los niños que puede provocar diferentes enfermedades y problemas psicológicos en edad escolar.

 

Y no solo eso, al tener un hijo a los 60 cuando éste sea adolescente la madre será octogenaria y muy probablemente no solo tendrá que hacerse cargo de este sino también de sus padres llegando a lo que se conoce como “generación sándwich” repercutiendo de manera directa en las dinámicas familiares. La atención tendrá que dividirse entre ambas generaciones, la responsabilidad pesará el doble y el rendimiento físico y energético será mínimo.

 

Incluso, puede que como señala la psicóloga Eva Caballero los hijos de padres longevos en su etapa de juventud pasen a ser de protegidos a protectores, pudiendo generarse sentimientos de culpa al no saber cuáles son sus funciones ni cómo actuar. Con esto no estamos diciendo que no exista una distancia generacional, ya que esta fortalece la autoridad y marca roles, sino que esa diferencia no sea un abismo como advierte el psicólogo Joseph Knobel Freud para que no se pierda la conectividad generacional.

 

 

 

Otra consecuencia que puede ocurrir y que pocos se plantean es que al retrasar la paternidad es mucho más probable que los hijos pierdan a sus padres, teniendo esta situación un fuerte impacto psicológico en el niño.

 

Pero no solo hay desventajas, ya que es cierto que la experiencia de vida de una madre tardía sobre todo si no es primeriza puede ayudar en la educación de su hijo, le permite ser más flexible, inculcar valores como el esfuerzo y en la mayoría de los casos estar menos estresada.

 

¿Qué considerar antes de dar el paso de la maternidad?

 

Como hemos visto hay opiniones para todo pero lo que no podemos olvidar es que la principal razón para ser madre es desear serlo según los expertos, ya que lo que más nutre en la relación madre-hijo es el afecto. Ahora bien, el motivo de ese deseo es conveniente analizarlo, no basta solo con tenerlo, tiene que estar bien fundamentado y no despertado por sentimientos de soledad, miedo o presiones y acompañado de la asunción de responsabilidad que conlleva.

 

Además, es importante tener presente las necesidades afectivas y emocionales futuras del hijo que se desea tener el cual nacerá en un contexto en el que estará obligado a afrontar un sentimiento de pérdida muy profundo que puede marcarlo para siempre; así como las expectativas emocionales y físicas en relación a la educación del niño cuando quizás en unos años esa madre se sienta más cansada para lidiar con las necesidades adolescentes.

Artículo cedido a este Blog por la Psicóloga Gema Sánchez Cuevas. Colegiada Nº EX01253. © All rights reserved.