Entrevistamos a Carolina Torres, psicóloga experta en Perfiles Criminales

1. ¿Qué sabemos de los perfiles criminales en 2017?

Lo primero que hay que decir respecto a esta técnica es que cuenta con diferente terminología, de manera, que, en general, las investigaciones se refieren al Perfil Criminológico desde el modelo europeo occidental y Criminal Profiling desde el modelo angloamericano.
En EEUU, el término Ofender Profiling o Criminal Profiling –referido a Perfil del Delincuente o Perfil Criminal – surge en los años 70 a través de las investigaciones del FBI e intenta designar una técnica para describir el comportamiento y las principales características del autor de un crimen como referente internacional.
En general, el perfil criminológico se refiere al conjunto de datos, descripciones, explicaciones, predicciones e informaciones que recoge el experto acerca del criminal. Esta información ha de contar con características sociodemográficas como el sexo, la edad, la ocupación, etc, así como con características criminológicas y psicológicas como son la personalidad, la conducta, las maneras de comportarse, patrones de pensamiento, etc.
Se ha de destacar la multidisciplinariedad a la hora de trabajar con perfiles criminales, trabajando así de manera conjunta profesionales de diferentes áreas como son criminólogos, cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, psicólogos, médicos, abogados…
El objetivo último del perfil criminológico es reducir al mínimo el número de sospechosos y vincular crímenes de similares características.
En la actualidad existe un interés creciente hacia el estudio del comportamiento criminal, de hecho los organismos internacionales demandan una investigación más exhaustiva respecto a las características de los delincuentes y sus víctimas, así la elaboración de perfiles criminales permitirá ahondar de manera más precisa en la conducta delictiva de los diferentes tipos de criminales.

2. ¿Cuántos perfiles criminales hay catalogados?

Actualmente, la técnica del Perfil Criminológico se usa para los siguientes casos: asesinato serial, violación y abusos/agresiones sexuales, piromanía, robo con violencia y con fuerza en viviendas. La utilización de la técnica del Perfil Criminológico se aplica y se orienta a los casos seriales ya que en los casos en los que no se produce dicha característica no siempre resulta eficaz. En este sentido, Holmes y Holmes (2002) y Holmes (2009), apuntan que en los crímenes en los cuales los motivos habituales están ausentes, el Perfil Criminológico resulta un instrumento facilitador de la resolución exitosa del caso.
De importancia son los perfiles en los casos de personas con largas carreras delictivas, ya que se ha encontrado que de la totalidad de personas que cometen delitos, es sólo una pequeña parte la que los efectúa de forma violenta y crónica.
De igual forma, la perfilación criminal es eficaz en situaciones en las que se dan repeticiones de comportamiento en las diferentes escenas del crimen, así como cuando el criminal presenta alguna psicopatología.
De manera que los perfiles han de ser útiles para hallar al responsable en lo que Keppel (1997) ha denominado un continuo de violencia, es decir “en qué lugar se halla el criminal en su secuencia de acciones violentas, con objeto de determinar cuál es la firma del asesino y adónde le puedan llevar sus fuerzas psicológicas”.
Los diferentes tipos de perfiles, nacen de diferentes perspectivas:
– Enfoque psicológico-psicopatológico (evaluación diagnóstica): suele realizarse por profesionales de la salud mental y se basa en la psicopatología criminal.
– Enfoque de análisis de la escena del crimen: es realizado principalmente por los cuerpos de seguridad y se basan en el análisis de la escena del crimen y la información que aporta.
– Enfoque estadístico (investigación académica): realizado principalmente por investigadores y basándose en la metodología inductiva para el análisis de los diferentes elementos de la escena del crimen.

3. ¿Somos los humanos ahora más sanguinarios que en otras épocas?

El concepto de maldad ha variado en cuanto al objeto a lo largo de los años. Los romanos entendían que la maldad residía en los esclavos o personas provenientes de los llamados pueblos bárbaros. Con la llegada de la Iglesia Católica y la tradición judeo-cristiana, el mal residía en el demonio como para diversas culturas en las que encuentran el origen del mal en algo divino ajeno a su responsabilidad. Como la representación del diablo en la tierra se hace por medio de las debilidades del hombre, ya en el año 380 d.c., Evagrio Póntico, monje anacoreta, estudió las ocho tentaciones que llevaban al alma a su destrucción en la tierra y a su condena divina. El mismo, concluye que las desastrosas inflexiones tenían su origen en la lujuria, la avaricia, la gula, la acedia, la ira, la soberbia, la vanagloria y la tristeza. No obstante las reflexiones del monje no se elevan a oficiales en cuanto a la Iglesia Católica hasta la llegada en el S. VI del Papa San Gregorio Magno, finalmente, en el S. XIII con la figura del Filósofo y Teólogo Santo Tomás (1225-1274) se asienta la definitiva lista de pecados capitales donde se sustituye la vanagloria por la soberbia y la tristeza por la pereza.
Con la llegada de la Teoría de la Evolución, el hombre ya no es un heredero directo de Dios sino que proviene de sus congéneres simios. Es entonces, durante el siglo XIX cuando Charles Darwin (1809-1882) presenta al hombre como un ser con la posibilidad transgeneracional de ser como un animal primario, violento y no tan civilizado. El debate ya no se centra en lo divino y lo terrenal sino en lo instintivo como animal predeterminado o lo aprendido como animal domesticado por el entorno.
En referencia a esta parte oscura del ser humano, la violencia contra el Otro o contra sí mismo –derivado de cualquiera de dichos pecados capitales- se destacan por ser más inhumanos los asesinos en serie. Aunque los conocemos como tal desde finales de los años 60, su existencia es anterior. Los casos de hombres lobo, los vampiros, las brujas o sectas satánicas la mayor parte de las veces no son más que versiones mitificadas y popularizadas de lo que hoy conocemos como asesinos en serie.
El Dr. Frankenstein surge de la unión de diferentes partes de cadáveres, como hacen algunos asesinos en serie de la actualidad al manipular los cuerpos de las víctimas (en esta línea estaría por ejemplo el llamado “carnicero de Milwaukee” Jeffrey Dahmer) que, tras su detención en el verano de 1991, se encontraron con todo tipo de macabros trofeos y pruebas de tortura y canibalismo). En el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, encontramos las dos caras del psicópata, en el que por un lado puede llevar una vida de los más sociable y normal y por otro es un bárbaro asesino. Pero si hay algo que realmente al ser humano le da pavor y terror, no es otra cosa que la de no entender por qué se mata sin motivo.
Se pueden comprender, aunque con dificultades por entender, los asesinatos pasionales, por lucro, venganzas, los movidos por los pecados capitales, aunque evidentemente esa comprensión no se convierte, aunque lo aclaren, en ningún caso en justificación. Por ello, el asesino que mata a un desconocido y sin ningún beneficio personal más allá de la satisfacción de sus más profundas perversiones activar todas las alarmas del miedo tanto en el individuo como en la sociedad.
Como vemos, a lo largo de la historia siempre ha existido el mal en sus diferentes modalidades, pero los malos “de antes” son muy similares a los “malos de ahora” sólo que los de ahora cuentan con técnicas más modernas para hacer daño como internet y las nuevas tecnologías.

4. ¿Se curan los criminales?

Ya la palabra “cura” entraña algunos problemas, ya que considero que la salud mental es una utopía, pero la tomaré como un ajuste favorable al medio. Es un tema complicado en el que hay que diferenciar si existe psicopatía o no, si es un trastorno antisocial de la personalidad y si es causada por factores endógenos o exógenos. Además, “criminales” es un cajón de sastre en el que pueden estar incluidos desde los asesinos en serie más macabros hasta un crimen pasional o por venganza, con lo cual, las motivaciones son muy diferentes.
Para saber si una terapia sería beneficiosa para un criminal, lo primero que tendremos que hacer es saber con qué estructura estamos tratando, en general, en la psicopatía nos vamos a encontrar con estructuras narcisistas que hacen muy difícil que acudan a terapia por su propio pie.
La diferencia más relevante entre Psicopatía y Trastorno antisocial o las personalidades disociales, estriba en que éstos últimos si son capaces de aprender nuevas normas y diferentes medios de vida, con lo que el repertorio conductual puede variar, y esto precisamente porque en la mayor parte de los casos todo ese elenco sintomatológico es el resultado de una vida marginal, falta de límites, carencias afectivas, académicas, económicas… más que de un auténtico trastorno de la personalidad. Se ha de tener en cuenta que la mayoría de los psicópatas no son delincuentes, por lo que ligar la psicopatía a la delincuencia o al trastorno antisocial es un error muy habitual.
Mientras que en el psicópata la víctima no es más que un objeto que le hace satisfacer sus instintos, el delincuente habitual se haya regido por un flexible código de honor. De alguna manera accede el problema moral, mientras que para el psicópata ese problema está vedado. En esta línea, el proyecto de vida del delincuente se sitúa en vivir al día lo mejor que pueda, y generalmente compartiendo con amigos, el psicópata define su modus vivendi o su proyecto por violar sistemáticamente el bienestar de los demás.
Por lo tanto, podríamos decir que para el psicópata sería muy difícil o casi imposible la curación, mientras que para un trastorno de personalidad u otras estructuras como la obsesiva, histérica o fóbica sí habría esperanza.

5. ¿Cuál es la mejor técnica para su mejora?

Aquí nos encontraríamos con el mismo dilema que en la anterior cuestión. Todo depende de la estructura con la que estemos tratando, existen métodos como la educación psicosocial y el entrenamiento en habilidades sociales, pero desde mi humilde opinión ni en estos casos ni en ninguno se debe generalizar. Primeramente, debemos saber con qué tipo de persona estamos tratando, no es lo mismo un crimen por venganza o para cobrar una herencia, que sea hecho de una manera rápida e indolora, que el que comete varios crímenes con conductas caníbales o muy sádicas.
Por lo tanto, tanto la terapia como su “curación” deben estar adaptadas a la estructura clínica e historia personal de la persona con la que estemos tratando.

6. ¿Son las cárceles lugares idóneos para su tratamiento?

Siguiendo en la misma línea, depende del caso. En las psicopatías graves como asesinos en serie con estructura marcadamente narcisista y diagnosticado de psicopatía no queda más remedio, ya que en muchas ocasiones nos encontramos que estas personas, al cumplir la condena y al ser puestos en libertad, reinciden.
Si por el contrario hablamos de personas que han cometido un crimen y muestran arrepentimiento y conductas enfocadas a la rehabilitación, desde luego que la cárcel no es el lugar idóneo, ya que faltan profesionales y el medio no es el más indicado para dotar de esperanza.

7. ¿Es España un país con retraso o en la cabeza del tratamiento de personas que cometen crímenes?

Desgraciadamente, en nuestro país existe una grave falta de atención hacia los delincuentes violentos en general. Para empezar, faltan medidas de prevención, como la detección precoz de psicopatía en niños y jóvenes y programas de tratamiento enfocados a ello.
Hasta hace poco tiempo, en España no importaba demasiado el tema de los criminales violentos o la existencia de psicópatas, por lo tanto, lamentablemente si vamos a la cola tanto en materia de prevención, como de diagnóstico y de tratamiento de criminales.
En el centro penitenciario, pocas veces son diagnosticados, a no ser que sean crímenes muy polémicos o bajo petición de un juez, por lo que ni siquiera sabemos cuántos psicópatas albergan nuestras cárceles.
En resumen, y de acuerdo con la opinión del experto Vicente Garrido, en España la psicopatía y el tratamiento de criminales es una de las materias olvidadas del sistema de justicia español, por lo que, si no nos esforzamos en unir fuerzas en la prevención precoz, cada vez más serán los casos de psicopatía que nos encontremos en nuestro entorno.

8. ¿Es cierto que la mayoría de crímenes los cometen hombres? ¿o es sólo un mito?

Efectivamente, es así, no es un mito. La mayoría de crímenes son perpetrados por varones, sin embargo, las mujeres, aunque suelen ser menos agresivas o violentas, son más peligrosas.
Respecto a las investigaciones de asesinos seriales en las que he colaborado y lo que puede investigar en referencia a mi tesis doctoral puedo aportar diferentes datos:
Lombroso y Ferrero en “ The female ofender” (1903-1920), afirmaban que la delincuencia femenina “es algo inherente en las mujeres que no habían evolucionado apropiadamente hacia mujeres femeninas, delicadas y con moral” (López, 2013, p.3). Argumentaban en base a las características craneales de éstas mujeres, que no correspondían a la época, y se caracterizaban por una predisposición a la frialdad, pasividad psicológica e inmovilidad fisiológica.
Respecto a las explicaciones más psicológicas de la conducta criminal de estas mujeres, Pollack (1950) afirma la existencia de causas psicológicas para explicar por qué estas mujeres son inherentemente mentirosas. Su argumento radica en la explicación de que los hombres no pueden esconder sus deseos sexuales ya que tienen erecciones; sin embargo las mujeres pueden mentir en este contexto y si se dan circunstancias como trabajos domésticos, como enfermeras y profesoras, pueden delinquir sin ser descubiertas. Más aún, Pollack (1950) afirmaba que las mujeres recibían un trato más favorable por parte de la justicia debido a las armas de seducción que éstas utilizaban.
Posteriormente, Adler (1975) en su libro “Sister in crime” consideraba a las mujeres igual de violentas y propensas a la delincuencia que los hombres. Por otro lado, en el libro “Women and Crime” de J.R. Simon (1975) queda patente cómo las mujeres atentan más contra la propiedad y cometen un menor número de delitos violentos. Sin embargo, Steffensmeir (1980) en su artículo “Trends in female delinquency” critica a los dos autores anteriores afirmando que, aunque las mujeres cometan más delitos, la diferencia con los hombres sigue siendo amplia.
Teniendo en cuenta el tipo de crímenes y el móvil del mismo se generan varios tipos:
a) Viudas negras: matan por un beneficio mayormente económico. En el caso de las “envenenadoras” el asesinato es frío y calculado, buscando una ganancia económica como cobrar una herencia. Suelen ser mujeres psicópatas mayores de 30 años que son plenamente conscientes de sus actos. La media de víctimas ronda las 6 u 8 en un período de tiempo de 10 años. Los productos utilizados para llevar a cabo el envenenamiento son fáciles de encontrar en tiendas: insecticidas, raticidas, lejías, etc. Ej: La vampira de Barcelona, Enriqueta Marti.
b) Los ángeles de la muerte: suelen ser enfermeras o cuidadoras que matan a sus pacientes debido al poder que les hace sentir. Suelen comenzar su carrera criminal en torno a los 20 años, en su trabajo como enfermeras, cuidadoras, etc. de manera que el crimen puede ser fácilmente disimulado. Ej: Jane Toppan, que administraba una mezcla letal a sus pacientes y se tumbaba a su lado mientras morían.
c) Infanticidas: matan a sus propios hijos, la razón suele ser la venganza. Respecto a este tipo de asesinas se puede nombrar el caso del “Síndrome de Munchausen por poderes” consistente en una forma de abuso infantil en el que la madre provoca en el niño síntomas de enfermedad para someterlo a infinidad de pruebas médicas. Las agresiones pueden llegar incluso a causarle la muerte. La mayor parte de las veces, estas mujeres han sufrido malos tratos en la infancia y presentan problemas de pareja. Son personas muy manipuladoras. Ej: Jeanne Weber, quien mató a sus hijos y sobrinos estrangulándolos.
d) Depredadoras: similares al perfil de asesino en serie varón, matan por alguna fantasía y a partir de un trauma del pasado. La fantasía creada por las llamadas “depredadoras” consiste en provocar el mayor dolor posible y ejercer el control absoluto sobre su víctima. Estas mujeres se asemejan a los asesinos en serie varones en que sus fantasías son proyectadas en el cuerpo de las víctima y no tienen sentimientos de culpa. Tienden a actuar también con público, y al no llegar a culminar su fantasía siguen torturando a su víctima con el fin de hacerla realidad. Ej: Ailen Wuornoss, mujer politraumatizada en la infancia que acabó con la vida de siete hombres.

A ellas también les excita el hecho de planear el crimen y despistar a la policía, además que suele ser más difícil capturarlas debido a su meticulosidad.
El criminólogo Hickey (1997) realizó un estudio de 62 asesinas que estaban cumpliendo condena y llegó a las siguientes conclusiones: la gran mayoría había actuado con algún cómplice masculino, son personas que presentan una conducta antisocial y labilidad emocional, sin embargo carecen de esa impulsividad característica de los asesinos en serie varones. Suelen tener una media de edad de 33 años y el número de víctimas aproximado suele ser entre 7 y 9.
Las motivaciones que les lleva a matar son en primer lugar el dinero, la venganza, el poder y por último la dominación sexual. El 80% de ellas opta por matar a gente que conocen, debido a su mayor vulnerabilidad. Así, en palabras de Abeijón (2005) “El paso al acto de un homicida se produce de manera diferente que en los hombres: raramente actuarán de manera impulsiva. Dependiendo del móvil del crimen, fijan una determinada víctima y crean una fantasía alrededor que será largamente madurada hasta que consideran que es perfecta”
A diferencia de los hombres, las mujeres que han sufrido traumas en la infancia no exteriorizan la ira, sino que la interiorizan y tiende a culparse a ella misma castigándose de formas demoledoras tales como el abuso de sustancias o la prostitución; de ahí que las mujeres asesinas en serie sean las menos, y sean casos concretos.
En relación a las causas de sus asesinatos, se ha hablado también de las presiones sociales que recaen sobre la mujer. Además de los abusos o malos tratos sufridos en la infancia que afectarían a su manera de estar en el mundo y su conducta, el querer llegar a alcanzar el estereotipo impuesto de mujer perfecta puede llegar a ser fatal.

9. ¿Qué tanto por ciento de la población es criminal?

España en general es un país muy pacífico comparado con otros de la Unión Europea, y es destacar el trabajo y esfuerzo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Actualmente contamos con una tasa de criminalidad del 0,6 por cada 100.000 habitantes, lo que sitúa a nuestro país como el tercer país europeo con menor ratio de homicidios, después de Islandia (con 0,3).

10. ¿Podríamos un ser normal, alienado en la sociedad de 2017, llegar a cometer un crimen?

Si, de hecho, está sucediendo. Estamos viviendo la época del “divide y vencerás”, estamos viviendo en una era del odio hacia el que es diferente a nosotros ya sea por ideología, raza, religión, etc. Estamos siendo testigos de cómo jóvenes luchan por unos ideales matando, por unos ideales impuestos.
Por lo tanto, se trata de si estamos predispuestos. Como siempre digo, depende de la estructura psíquica que tengamos, de nuestro entorno, de nuestro grupo social. Una persona solitaria con ansias de venganza o simplemente con la ilusión de pertenecer a un grupo para adquirir cierta identidad, puede llegar en un momento dado a cometer un crimen.
Es en este punto en el que podemos diferenciar una persona “normal” que mata en un momento determinado, bajo unas circunstancias determinadas, del asesino que mata para satisfacer sus fantasías más sádicas, que tortura a la víctima y la mata de manera atroz.

Recordemos que Carolina Torres es:
Doctora Cum Laude en Psicología por la Universidad de Salamanca
Psicóloga Sanitaria
Psicoterapeuta
Orientadora y Mediadora familiar
Miembro Fundador de la Asociación de Psicoterapia Psicoanalítica Kairós
Miembro e investigadora de la Unidad de Análisis de la Conducta Criminal de la Universidad de Salamanca
Profesora en el Máster de Psicoanálisis Clínico de la Universidad de Salamanca
Profesora en el Máster de Psicopatología Clínico Forense de la Universidad de Salamanca
Profesora en el prácticum del Grado de Criminología. Universidad Salamanca.

Entrevista cecida a este Blog por la psicóloga Carolina Torres ©. Todos los derechos reservados.