Cada vez es más común encontrar bajas laborales por problemas relacionados con la salud mental. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión y la ansiedad serán las primeras causas de baja laboral en España en 2020. De hecho, se estima que entre el 50% y el 60% de las ausencias laborales anuales se deben a este tipo de problemas. No obstante, se calcula que en Europa habrá una incidencia similar.
Esta situación conlleva graves pérdidas para la empresas como un aumento de la rotación del personal, una mayor inversión en formación para los trabajadores en sustitución o una reducción de la productividad, entre otras. Sin olvidar además, del coste asociado al mantenimiento del puesto de trabajo de la persona que se encuentra en situación de baja. De ahí que sea tan importante pensar y adoptar medidas para reducir el número de bajas laborales relacionadas con los problemas de salud mental, además de cuestionarse la situación laboral predominante en la mayoría de las empresas y organismos.
¿A qué se debe esta situación?
Existen un gran número de factores que interfieren de forma negativa en la salud del trabajador. Desde el ritmo acelerado de vida hasta las altas exigencias laborales o un ambiente negativo en el trabajo. Tampoco podemos olvidar la situación personal fuera del ámbito corporativo en la que se encuentra la persona. Todo influye a la hora de desarrollar un trastorno psicológico, pero sobre todo las sensación de sobrecarga, de no poder hacer frente a los objetivos, es decir, no considerarse capaz de conseguirlos o simplemente, una inadecuada gestión de las circunstancias. Por lo tanto, este tipo de bajas pueden deberse tanto por motivos laborales (mobbing, no cumplimiento con las normas pactadas, etc.) como personales (muerte de un familiar o una situación especialmente grave).
Ahora bien, ya sea por un motivo u otro, la cuestión es que la situación se mantienen a lo largo del tiempo y no es algo puntual. Además, interfiere en el día a día de la persona, le impide un desarrollo social, laboral y personal adecuado y presenta una serie de síntomas y características específicos.
Baja laboral por depresión
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por presentar síntomas muy variados según cada persona y la gravedad de la misma. No obstante, suele impregnar de gris la visión de la realidad, generar malestar y un gran sentimiento de incapacidad. Todo ello causa que el trabajador rinda menos y por supuesto que experimente grandes dificultades para llevar una vida normal.
Ahora bien, existe también un tipo de depresión relacionada con el trabajo conocida como depresión laboral y que presenta algunos de los siguientes síntomas:
- Tristeza.
- Apatía.
- Ansiedad.
- Irritabilidad.
- Desmotivación laboral y bajo rendimiento.
- Cambios en los hábitos de sueño y alimentación.
- Bajo niveles de concentración.
- Aumento del número de errores y despistes en el desempeño laboral.
Las causas pueden deberse a un ambiente laboral tóxico, problemas de comunicación y conflictos, experiencias altamente estresantes o falta de valoración y reconocimiento entre otras.
Baja laboral por ansiedad
La ansiedad es una respuesta emocional a situaciones o estímulos que se perciben como potencialmente amenazantes. Así, la baja laboral por ansiedad tiene los mismos criterios generales que por depresión o cualquier otro tipo de trastorno psicológico incompatible con la actividad laboral. Los síntomas más características son los siguientes:
- Taquicardia.
- Dificultad para respirar.
- Sudoración.
- Náuseas, vómitos y mareos.
- Inquietud e impulsividad.
- Sensación de inseguridad y vacío.
- Necesidad de escapar.
- Miedo a perder el control y a cometer errores.
No obstante, algunos de los desencadenantes más comunes de problemas de ansiedad suelen ser los siguientes:
- Situaciones desbordantes (exceso de trabajo, poco tiempo libre, altos niveles de exigencia, etc.)
- Aparición de obstáculos y dificultades que impiden alcanzar los objetivos deseados.
- Preocupación excesiva y expectativas irracionales.
- Consumo de drogas o sustancias estimulantes.
Es importante tener en cuenta que tanto en una como en otra ocasión la baja solo puede ser certificada por un facultativo o médico de cabecera, como con cualquier otro tipo de enfermedad. Ahora bien, el tiempo de baja depende de la situación de cada persona y de los efectos del tratamiento psicológico, ya que solo acudir a terapia psicológica es fundamental en este tipo de situaciones para recuperarse.
Un problema añadido a las bajas laborales relacionadas con los problemas psicológicos es la estigmatización, ya que no suelen ser situaciones no comprendidas por los demás, además de estar asociadas con diferentes tipos de prejuicios.
Claves para mantener una actividad laboral saludable
Aproximadamente 1 de cada 4 personas sufre un problema de salud mental en algún momento de su vida. De ahí que un grupo de investigadores sociales de New Economy (Manchester, Reino Unido) haya elaborado una guía con el objetivo de orientar a empleadores , departamentos de recursos humanos y jefes de equipo ante este tipo de situaciones, además de otra dirigida a los trabajadores y otra para los profesionales sanitarios.
Los investigadores ponen el foco de atención por parte de los empleadores y altos directivos en tres áreas interrelacionadas:
- Prevención.
- Recuperación.
- Reincorporación al trabajo.
La implantación de estrategias adecuadas para promocionar la salud mental en cualquiera de estas áreas favorece la reducción de bajas laborales por ansiedad y depresión, así como facilita sus procesos de recuperación.
Como vemos, tener en cuenta la existencia de los problemas de salud mental, así como de preocuparse por la salud emocional de los trabajadores y poner en marcha herramientas y estrategias para ayudarles es clave para favorecer una actividad laboral saludable.
Gema Sánchez Cuevas
Referencias bibliográficas:
- American Psychiatric Association. Depressive disorders. In: American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. 5th ed. Arlington, VA: American Psychiatric Publishing. 2013:155-188.
- Dunn, A. L., Trivedi, M. H., Kampert, J. B., Clark, C. G., & Chambliss, H. O. (2005). Exercise treatment for depression: Efficacy and dose response. American Journal of Preventive Medicine. https://doi.org/10.1016/j.amepre.2004.09.003
- Craske, M. G., & Stein, M. B. (2016). Anxiety. The Lancet. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(16)30381-6
Artículo escrito y cedido a este Blog por la psicóloga Raquel Herrero Palacios ©. Todos los derechos reservados/All rights reserved.