Los cuidados paliativos son la otra cara de la medicina que tiene por objeto una intervención activa y global para paliar todas las necesidades de la persona con una enfermedad avanzada. El término ´´paliativo´´ deriva de pallium, de origen latino que significa ´´capa´´. En su origen, significa proporcionar una capa para proteger ante el frio. Teniendo en cuenta el origen del concepto, con los cuidados paliativos nos referimos al alivio del dolor y del sufrimiento en los pacientes que padecen enfermedades avanzadas y donde el esfuerzo terapéutico ha dejado de tener sentido terapéutico, buscando el bienestar en todas las dimensiones de la persona: físico, psicológico, social y espiritual. Basándonos en lo que dice la Organización Mundial de la Salud, los cuidados paliativos son la atención específica, activa e integral que deben recibir los enfermos con una enfermedad avanzada, progresiva e incurable y sus familias, atendiendo a todas sus necesidades.
No cabe duda de que los cuidados paliativos han de ofrecerse por equipos multidisciplinares especializados formados por médicos, enfermeros, psicólogos, auxiliares de enfermería, trabajadores sociales etc. A estos profesionales a veces se les unen voluntarios que ayudan al enfermo y a los familiares en tareas no sanitarias, permitiendo a la familia disponer de un poco de tiempo para dedicar a otras actividades. La actividad de todo el equipo es fundamental para la consecución del objetivo común: el bienestar del paciente y sus familias.
Se podría hablar mucho sobre este tipo de cuidados y de los objetivos que pretenden, pero básicamente todas las definiciones tendrían factores comunes como pueden ser la disminución del sufrimiento del enfermo y su familia, mejorar la calidad de vida en lo posible, teniendo en cuenta las circunstancias existentes, ofrecer un sistema de soporte para ayudar a las familias adaptarse durante la enfermedad e incuso en el duelo, o integrar los aspectos espirituales y psicológicos del cuidado de los pacientes.
La función del psicólogo será por tanto, complementar y optimizar el objetivo primordial, es decir, la consecución del bienestar para el enfermo y la familia, favoreciendo en este caso, la adaptación psicológica al proceso de la enfermedad y la muerte. En relación al papel que el psicólogo puede desempeñar en el campo de la enfermedad terminal, Barreto y Bayés (1990) lo sintetizan en tres puntos:
• Fomento del recurso del paciente y los cuidadores ( haciendo especial énfasis en las habilidades de comunicación)
• Detección de necesidades psicológicas especificas del enfermo, equipo terapéutico o personas relevantes
• Provisión de apoyo emocional a los diferentes elementos de la situación terapéutica.
Para conseguir estos objetivos es necesario identificar y priorizar aquellas necesidades del enfermo que hacen referencia a los aspectos físicos, sociales, psicológicos y espirituales, para luego potenciar aquellos recursos del paciente y de la familia que serán utilizados como estrategias para reducir la percepción de amenaza experimentada por ambas partes, suprimir la sensación de impotencia y aumentar la percepción de control sobre su realidad.
¿A quién van dirigidos los cuidados paliativos?
La enfermedad avanzada y la presencia más o menos explícita del momento de la muerte es una de las situaciones que más emociones generan en todos los intervinientes: en las personas enfermas, en los familiares y en el equipo de profesionales que los atienden. El enfermo y sus familiares son sin duda los actores más relevantes del escenario terapéutico. El otro gran pilar de los cuidados paliativos lo constituye el equipo de profesionales encargado de trabajar adecuadamente para conseguir los grandes objetivos marcados. Muchas veces tanto el equipo asistencial como el terapéutico están sometidos a fuentes importantes de estrés tal como se ha comprobado en numerosas ocasiones. Resumiendo, los elementos que están interrelacionados en la enfermedad terminal (enfermos, familiares y personal asistencia), han sido conceptualizados a través del modelo triangular del sufrimiento como los destinatarios principales de los cuidados que mencionamos.
¿Podría explicarnos cuál sería la intervención psicológica con un enfermo terminal?
Enfrentarse a una enfermedad incurable representa una amenaza para la vida, uno de los momentos más perturbadores de nuestro estado psicológico, pudiendo dar lugar a una serie de reacciones psicológicas como la ansiedad, depresión, miedo, ira, tristeza, rabia u hostilidad, que suelen ser de naturaleza muy intensa, reacciones que pueden intervenir con el tratamiento y por consiguiente con la calidad de vida y la consecución del bienestar del paciente.
Aunque existe un sinfín de reacciones emocionales tan diversas como personales, hay algunas que se repiten con más frecuencia en los pacientes destinatarios de los cuidados paliativos. Por ejemplo en lo referente a la ansiedad, conviene su tratamiento precoz desde la triada que lo compone: sintomatología somática (inquietud, tensión muscular, sudoración, palpitaciones, opresión torácica etc.), conductual (irritabilidad, llanto repentino, etc.) y cognitiva (distorsiones cognitivas, miedos o preocupaciones excesivas por el futuro). Brindar apoyo y seguridad permitiendo al paciente expresar sus temores y preocupaciones acerca de la situación y ofrecerle una información útil, identificar claramente las posibles fuentes de estrés e intentar mitigarlas o sugerir técnicas de relajación para reducir la sintomatología física de la ansiedad son algunas de las tareas que los psicólogos llevamos a cabo en las unidades de cuidados paliativos.
¿En qué consistiría la atención psicológica de los familiares afectados o el personal sanitario?
En una Unidad de Cuidados Paliativos normalmente encontramos sufrimiento tanto por parte del paciente como de la familia o del personal sanitario, y debemos entender tal sufrimiento como un todo multidimensional centrado en el dolor físico, psíquico y espiritual. Ante un pronóstico de vida amenazador, normalmente el entorno familiar experimenta una crisis emocional generada por la enfermedad progresiva e irreversible donde las intervenciones curativas hayan fracasado, y la etapa terminal se aproxima. El modo en el que los familiares gestionarán este proceso de movilización ante estrés provocado por la enfermedad pero también por las necesidades del paciente, participará en el aumento de la esperanza, calidad de vida y el bienestar del enfermo. La noticia de la enfermedad generará un gran impacto emocional que requerirá tiempo de asimilación para después iniciar actuaciones más concretas: la conversión de los familiares en los ´´cuidadores´´ del enfermo, la adaptación a la enfermedad, la adaptación a la gestión diaria del tiempo para atender al enfermo, las diversas reacciones emocionales vividas ante la situación (cuadros depresivos, cansancio progresivo, ansiedad ante el proceso de la enfermedad etc.)
El equipo sanitario es otro gran pilar de los cuidados paliativos y no está exento de reacciones emocionales, ya que aunque hablamos de profesionales muy cualificados no quita que sean personas con sentimientos, emociones y debilidades. Las funciones que deberán asumir suponen un alto nivel de capacitación y responsabilidad, una sólida cualificación profesional, y exigentes habilidades de comunicación, situaciones que muchas veces pueden considerarse fuentes importantes de estrés. Es ahí donde los psicólogos de los cuidados paliativos debemos prestar atención y asistencia para prevenir o mitigar los efectos que toda situación ansiógena pudiera generar en los profesionales sanitarios y en sus tareas.
Artículo escrito y cedido a este blog por la psicóloga Cristina Diaconu. All rights reserved. Copyright ©
Me ha encantado vuestro articulo y me ha sabido a poco pero ya sabeis lo que dice el dicho «si lo bueno es breve es dos veces bueno». Me gustara volver a leeros de nuevo.
Saludos
Muchas gracias por sus comentarios.
Seguiremos publicando cosas muy interesantes.