En estos días estamos sin duda acudiendo a un escenario histórico. Tened claro que nuestros hijos, lo estudiarán en sus libros de historia.
Todo esto del coronavirus nos ha venido un poco grande a los españoles. Con nuestro carácter improvisador y apasionados por el terraceo, nos habían llegado ciertas voces de oriente advirtiendo, pero muchos lo tomaron como algo baladí.
Como se suele decir, en menos que canta un gallo, el problema llegaba a nuestra vecina Italia, y casi al instante a nuestro país. Y ya era demasiado tarde.
Entonces los medios de comunicación, siguiendo la pauta de su trabajo, soltaron la bomba que cayó en miles de hogares, e hizo estremecer a no pocos.
Asistimos entonces a: colapso de supermercados, desabastecimiento de ciertos productos como el papel higienico (el arroz seguía en su estantería) e histeria generalizada. Por supuesto productos como mascarillas y gel desinfectante desaparecieron para siempre por momentos llevando a pura especulación con ellos.
Mi última tarde en libertad, tan cercana pero que la siento tan lejana, nadie ni nada me haría presagiar que en pocas horas estaríamos (o deberíamos estar) confinados en casa obedeciendo un estado de emergencia nacional.
Y entonces la histeria se generalizó: el desabastecimiento de supermercados debido al acaparamiento y compra masiva, continuó para dejar sin bienes esenciales a curritos tras una intensa jornada laboral, o a abuelitos con poca movilidad, que acudían en pareja apoyados el uno en el otro para poder traer a casa a duras penas 4 productos.
Y esto nos debe llevar a reflexión. ¿Por qué?
Somos histeria pura y dura, tan fácilmente manipulables… yo misma confieso haber tenido miedo y estar desestabilizada emocionalmente. Yo psicóloga, de profesión y vocación. El cazador cazado.
Los mass media, la presión del igual, el miedo a un enemigo invisible como esta vez, hacen actuar al ser humano de las formas más insolidarias y estúpidas históricamente conocidas. Estos días se han podido ver mucha inmadurez e irracionalidad. Ante hecatombe, que no sabemos lo que durara, muchos pueden estar tranquilos de estarse limpiando con el mismo lote de papel higiénico hasta las navidades siguientes.
Pero bueno, reflexionemos y tiremos de hemeroteca (como se suele decir) tanto en literatura como en cine, tenemos buenos ejemplos eso si figurados o ficticios que por desgracia se han hecho realidad en nuestros días:
Obras como el Decamerón de nuestro querido Boccaccio, La peste de Camus, o La Máscara de la muerte roja de Poe, fueron magnificas profecías de los tiempos que hoy nos está tocando vivir.
Pero no solo tenemos estos ejemplos en los libros. Ya si nos fijamos en el cine, tenemos multitud de ejemplos de los más a los menos aterradores. Y en todos más de lo mismo, supermercados vacios, incivismo, insolidaridad, egoísmo, y mirarse al ombligo. Películas como Guerra Mundial z, La Peste, Contagio e incluso la ya antigua Pánico en las Calles son muestras de estos sucesos llevados a la gran pantalla.
El balance de todo esto: pues que todas estas obras artísticas han ilustrado muy bien lo que estamos viendo estos días. Decretan el estado de emergencia y con él el confinamiento y al día siguiente miles de runners, bicicleteros, paseadores de perros compulsivos y otros despistados sobre todo mayores se echan a las calles. Seamos cívicos.
Apelemos al sentido común, nos estamos quedando en casa para que miles de sanitarios, transportistas, cajeras y otros indispensables puedan hacer bien su trabajo y no llegue a mas la situación. Por qué nos empeñamos en retarles a un pulso. Solo conseguiremos contribuir al aumento exponencial de casos, y que el sacrificio que realizan estos grandes profesionales sea en vano. Ya habrá tiempo de salir, se trata de que si nos infectemos, lo hagamos escalonadamente, por favor pensemos en los demás y en nosotros. No saturemos los recursos, si ellos enferman nos quedaremos desvalidos.
Y para terminar quiero pensar que algo muy bueno vendrá de todo esto. Agradeceremos todo mas, nuestra libertad, quizá nos planteemos muchas cosas que hay en nuestra vida que queríamos cambiar. Quiero pensar que la investigación será prolija y que no solo descubriremos la vacuna para esta enfermedad.
Quiero pensar que la economía mundial resurgirá y que tendremos nuevas y creativas formas de trabajar. Esas cosas que a los divergente pensadores y creativos nos encantan.
Nuestra sanidad se verá fortalecida así como el sector comercial de primera necesidad y logística.
Estos días, me calma observar como personas ponen su altruismo en la palestra y salen personas de mi generación y más jóvenes que se prestan a cuidar niños, hacer compras a mayores, etc.
Esto es con lo que me quedo, y sobre esto reflexionare para pasar la dura cuarentena que se avecina.
Quedaos en casa, no merece la pena correr riesgos innecesarios. Pronto nos veremos, en las calles, en las terrazas, en las tiendas, y dudo mucho que en la zona del papel higiénico, en la que estaremos unos pocos trasgresores de la norma. Animo, fuerza, y feliz confinamiento.
RAQUEL HERRERO PALACIOS
BIBLIOGRAFÍA:
https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20200313/novelas-virus-coranavirus-peste-7889341
Artículo escrito y cedido a este Blog de la Psicóloga Raquel Herrero. Universidad de Salamanca
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