De causa o etiología desconocidas, los trastornos del control de impulsos engloban a un grupo de trastornos, cuyas características más salientes son: no soportar o resistir el impulso de llevar a cabo determinadas acciones siendo en muchas ocasiones peligrosas para el propio sujeto o los demás, tensión emocional presente antes de llevar a cabo la citada acción, durante la acción sensación placentera, de libertad y de control, y en ocasiones también tras la acción puede hacerse presente el remordimiento o la culpa.
Hay numerosos tipos. Y además no nos hace falta reseñar que, el trastorno de control de impulsos, está íntimamente ligado con el TOC. También este trastorno se relaciona con la ansiedad, ya que puede actuar como causa o como consecuencia del mismo, y como no, no deja de ser una adicción, ya que muchas personas que sufren este trastorno, se ven inmersas en infinitas espirales de las que no pueden salir, ya que son adictos en cierto modo a realizar o completar esos impulsos. Y muchas veces como hemos dicho, de forma compulsiva.
Entre los numerosos tipos existentes de este tipo de trastorno, estarían:
El trastorno explosivo intermitente. La característica más saliente es el ataque de ira que lleva aparejado, suelen remitir rápidamente y hay alto nivel de arrepentimiento y autorreproche.
Cleptomanía. Se trata de un impulso irrefrenable de robar objetos con o sin valor. No premeditado.
Piromanía. Se trata de una fascinación por el fuego y gratificación por provocarlo. Premeditado.
Ludopatía. O juego patológico. Conducta de juego persistente y en aumento. Desequilibra los ámbitos familiar, económico y social de quien la padece.
Tricotilomanía. Falta de control de impulsos que lleva a tirarse del pelo y arrancarlo provocando calvas en muchos de los casos. Muchas veces puede ir relacionado con la tricofagia; esto es, arrancarse el pelo y comérselo.
Dermatilomanía. Compulsión por rascar, excoriar o pellizcar la propia piel causando lesiones.
Onicofagia: hábito compulsivo de comer, cortar o morder las uñas. Se ve sobre todo en la infancia y puede llegar a mantenerse a lo largo de la vida.
Dermatofagia: trastorno de control del impulso relativo a morderse y comerse la piel de alrededor de las uñas. Frecuente en niños y también puede mantenerse en la vida adulta.
Tricofagia: fallo en el control de impulsos relativo a arrancarse el pelo y comérselo.
Compra por impulso o comprador compulsivo: impulsos irresistibles de compras espontaneas y no premeditadas. Lo hacen repetidas veces.
Síndrome de acaparador compulsivo: tienden a acumular o adquirir artículos de forma excesiva en todos los sentidos. Incluyendo objetos sin valor, insalubres o peligrosos.
Cabe reseñar que dentro de los trastornos del control de impulsos, existe una subcategoria, que engloba cinco trastornos que se focalizan en el cuerpo: tricotilomania (pelo), onicofagia (uñas), dermatofagia (piel), dermatilomanía (piel), y tricofagia (pelo).
Todas estas conductas, y otras no expuestas menos frecuentes pero que suceden, pueden tener una etiología difusa, pero en lo que los autores tienen consenso es, en que infancias y desarrollos problemáticos, marcados por la ansiedad y los conflictos en cualesquiera que sean los ámbitos, parecen actuar como coadyuvantes para todo este tipo de conductas. Este tema en si mismo daría para un articulo propio, por lo que explicamos someramente la idea. En resumen, grandes cantidades de ansiedad y estrés pueden desembocar en uno de estos trastornos, y a su vez, estos son la consecuencia que tienen todos y cada uno como denominador común.
¿Cómo afrontar este problema desde la psicología?
Pues en este sentido también se observa un punto de encuentro entre los profesionales de la salud mental: lo ideal en estos casos es la terapia cognitivo conductual. Por un lado se restablecen y reforman los esquemas cognitivos de la persona, y se educan las conductas eliminando la ansiedad y trabajando sobre ella, para así intentar ir cortando las conductas compulsivas que hacen fallar el control de impulsos.
Los trastornos del control de impulsos, aunque desconocidos e ignorados, tienen una alta prevalencia, y la comunidad científica debería investigarlos para atajar las posibles causas. Es un problema muy grave, que desestabiliza las vidas de quienes lo padecen y de sus familiares y allegados, a los niveles: interpersonal, económico, social, de salud, amoroso, familiar etc. Debemos por tanto concienciarnos de su gravedad y de las formas de prevenirlos o promocionar pautas de una vida saludable que hagan estar a las personas “vacunadas” ante la probabilidad de caer en el problema.
BIBLIOGRAFÍA
http://www.cop.es/colegiados/MU00024/impulsos.htm
PARA SABER MÁS
http://asapme.org/guia-de-enfermedades-mentales/trastorno-del-control-de-los-impulsos/
Artículo escrito y cedido a este Blog de la Psicóloga Raquel Herrero. Universidad de Salamanca
© 2019 all rights reserved.