El pasado 25 de noviembre vivíamos la noticia de que Maradona, crack de fútbol a nivel mundial fallecía. Todo el mundo quedaba entristecido y las redes sociales se inundaban de homenajes y despedidas, señal todo ello de que, aunque una figura controvertida, era y es muy querido.
Analicemos primero el por qué de su éxito. Y no, no podemos esta vez apelar a la suerte como explicación.
Elegido por la FIFA como mejor jugador de futbol popular del S. XX, Diego Armando procedía de una familia numerosa de un pueblito de Buenos Aires sin grandes alardeos monetarios y de origen español y croata a su vez. A los 16 años debutaba en primera división, lo cual nos indica el talento del que ya hacía alarde. Nada le costó fichar por el Boca Juniors el rey de los equipos argentinos y ahí vivió su primer mundial. Con unas dotes de líder innegables, Maradona iba creciendo casi más rápido como personaje que su rápida y astronómica carrera. Sería campeón mundial en México en 1986 en lo que parecía una carrera imparable y sin apenas esfuerzo. Realmente era puro talento… se consagraría como mito en el futbol europeo y americano, y acabaría retirado del juego con su equipo del alma, el Boca en 1997.
Al margen del mundo futbolístico, demostró sobradamente su capacidad en otras tareas relacionadas o no con este mundo futbolero como otros deportes (esgrima), comentarista deportivo, comentarista de televisión, embajador deportivo, entre otras actividades muy dispares.
Pero, analicemos otra de las caras de esta figura futbolística tan importante. Por todos es conocido la vida de excesos que llevo Diego que le costaron más de un problema con sus equipos e incluso con algunos de los países que visitaba.
Todo lo contrario a lo que nuestro sentido común nos llevaría a pensar, su problema con las drogas no sobrevino a una edad temprana o de riesgo, si no ya bien asentado en 1994 en las épocas del Barcelona y más tarde en Nápoles cuando se empezó a codear con la Camorra Napolitana. De marcado carácter, explosivo y de poca paciencia, el Pelusa siempre tuvo un hándicap muy presente debido a su personalidad que le arrastraría a los infiernos: el no saber filtrar las malas compañías e influencias y por otro lado una incapacidad de decir no por miedo a desagradar o decepcionar a los demás.
Parecen mentira estas características en alguien tan grande y que ha logrado tantísimas cosas. Pero es una creencia que ha de desterrarse. A veces las personas mezclamos y confundimos estas ideas, personalidades consideradas genios en cualquiera de las inteligencias propuestas por Gardner, pueden perfectamente ser arrastradas a espirales de vicio, drogas, corrupción etc.
De todos es bien conocida su adicción a la cocaína a la que trataba de poner remedio en repetidas ocasiones y sin éxito. Asimismo, tuvo muchos problemas con su carácter explosivo que a mayores exacerbaron estas sustancias. De aquí pasó de problemas con las drogas afectándole seriamente a su trabajo y profesión a afectarle con parejas y managers con los que tuvo serios conflictos y acabó en numerosas ocasiones en los tribunales.
En este sentido su personalidad débil con poca asertividad, su ascenso astronómico, y facilidad de tener todo lo que quisiera a su alcance, junto con sus escasas herramientas para distinguir la gente que le convenía de la que no, fueron el caldo de cultivo perfecto para llevar su vida al borde del desastre. Ahora bien, su grandeza se notaba en su resiliencia, pues siempre salía a flote por muy mal que se le vinieran dadas.
Aquí también debemos hacer mención al interés y abuso que llevaron a cabo esas malas compañías de las que se rodeaba. Muchos de ellos siempre estaban en la cresta de la ola, como auténticos vampiros económicos y emocionales, y en sus estrepitosas caídas, desaparecían de forma fulminante. Un ejemplo claro y paralelismo a esta historia la tenemos en nuestro país con el famoso boxeador madrileño Poli Díaz archiconocido como el Potro de Vallecas. Sin duda una vida de excesos siempre reforzadas por personas poco recomendables que pusieron sombras en una carrera fulgurante y de ascenso rápido, pero sobradamente ganado y merecido.
Lo que es innegable es la luz del Pelusa, su fuerza arrolladora, sus idas y venidas y la capacidad que tuvo de caerse y levantarse siempre, surgiendo como el Ave Fénix.
Ese era el magnetismo y fuerza de Diego Armando, eso fue lo que le llevó a lo más alto. Su capacidad de liderazgo, de esfuerzo, su autodisciplina. Y es por ello que cuando uno tiene y consigue todo lo que ha peleado y todo a su vez llega al alcance de la mano, se es muy fuerte, pero a la vez se vuelve más frágil y lo pueden romper con más facilidad. El fue y será un astro del futbol mundial, único e irrepetible, Maradona.
Que la tierra te sea leve.
Artículo escrito y cedido a este Blog de la Psicóloga Raquel Herrero. Universidad de Salamanca