¿Por qué la gente va más al psicólogo en Septiembre?

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Septiembre es el mes de la conexión y la vuelta a la rutina para la mayoría de los españoles. Aunque bien es cierto que también están aquellos que deciden tomarse este mes como su período vacacional. Sea como sea, la cuestión es que las salas de esperas de las consultas psicológicas parecen estar más llenas en esta fecha. En concreto, según un estudio realizado por Bupa, matriz de Sanitas, las consultas al psicólogo, a la vuelta de las vacaciones, han aumentando un 14,2 % durante los últimos 5 años. La cuestión es ¿por qué?

 Parece que la merecida desconexión que experimentamos en nuestras vacaciones no solo se disfruta sino que además nos sirve para chequearnos y ver qué tal nos encontramos. Es como si el verano nos diera la oportunidad de salir de la jaula en la que nos encerramos, durante casi todo el año, para mudar de piel como las serpientes, renovarnos y en algunos casos, darnos el empujón para hacer borrón y cuenta nueva. Así es, muchas veces posponemos nuestra salud psicológica para cuando tengamos un rato y ese rato si llega, suele ser en nuestras vacaciones, siempre y cuando, no las hayamos planeado por completo o mostremos ciertas resistencias para afrontar nuestro “malestar”.

 

Además, disfrutar de las vacaciones se ve también como un cierre de ciclo y comienzo de otro nuevo. Razón de más para crearnos expectativas de cambio, al igual que hacemos cuando comienza un nuevo año. Si estas semanas nos han servido para averiguar qué anda mal en nosotros o al menos, darnos cuenta de qué pasa algo aunque no sepamos porqué, lo primero que pensamos es en comenzar nuestro nuevo ciclo con objetivos o propósitos nuevos para sentir la motivación y la fuerza que caracteriza a la mayoría de los principios. Y así de este modo nos embarcamos en la aventura de buscar ayuda para mejorar nuestra situación y conseguir el ansiado bienestar.  

Otro motivo que contribuye al aumento de las consultas psicológicas en Septiembre tiene que ver con el afrontamiento del llamado síndrome postvacacional o la nueva jornada de estrés que nos espera y que no hemos sabido afrontar con anterioridad. A menudo, llega un punto en el que no nos conformamos o estamos tan cansados que lo último que queremos es seguir aguantando más de lo mismo y sobre todo, aquello que tenga que ver con empeorar nuestra situación o estado de ánimo y nos decidimos a poner un alto en el camino para evitar repetirlo. El problema es que a pesar de tener claro que no queremos seguir así, no sabemos cómo gestionar lo que nos sucede ni qué hacer para abrirnos a la experiencia de otro camino. Por ello, acudir al psicólogo se vuelve una opción. Gracias a él, adquiriremos herramientas y recursos para dirigir nuestro rumbo hacia donde queremos.

Como vemos, existe más de una razón para acudir al psicólogo en Septiembre aunque todas tienen un factor común: conseguir un cambio en nuestras vidas. Independientemente, de la situación y de la persona, lo que impulsa a buscar ayuda y asesoramiento psicológico es el deseo de mejorar nuestras vidas y para ello necesitamos un cambio, ya sea este de perspectiva, actitud, pensamientos, conductas… y hacerlo en un fin de etapa o ciclo es una buen “ritual” para despedirse de lo viejo o de lo que ya no queremos y abrirnos al avance y la mejora de nuestra situación. Aunque bien es cierto, que no es necesario esperar a que suceda esto para acudir al psicólogo, ya que lo ideal es buscar ayuda desde el primer momento.

Artículo cedido a este Blog por la Psicóloga Gema Sánchez Cuevas. Colegiada Nº EX01253. © All rights reserved.

Autoestima, miedos e inseguridades.

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¿Cuantas veces en nuestra vida hemos tenido la sensación de que no servimos para nada o que todo nos sale mal o incluso, la sensación de pensar que nuestra pareja puede encontrar a alguien mejor y dejarnos?

Todas estas sensaciones y pensamientos son pruebas claras de la existencia de una baja autoestima por parte de la persona que las manifiesta.

Desgraciadamente, en la sociedad actual en la que vivimos, abundan las personas con una baja autoestima, y realmente, al pensar en ello, resulta totalmente incoherente y contradictorio ya que, tenemos todo lo que necesitamos e incluso más cosas de las que nos harían falta para vivir y aun así, nunca estamos bien con nosotros mismos (que es lo más importante) y con el resto del mundo, porque siempre falta algo. Ya sea una pareja con la que compartir tu vida, ya sea unos buenos amigos, un padre ausente, un trabajo, valoración por parte de las personas que te quieren etc.

Y la pregunta es… ¿Por qué razón nos ocurre esto? ¿Por qué siempre pensamos que algo falta, que no somos suficientemente buenos e inteligentes?

La respuesta está muy clara: por nuestros miedos e inseguridades profundamente arraigados desde la infancia debido a la educación recibida por padres y profesores.

Dicen que la personalidad de una persona se forja los 7 primeros años de vida, todo lo que ocurre en ese período de tiempo va a moldear tu personalidad y tu futuro.

Por lo tanto, todos los valores aprendidos en esos años, resultan del todo esenciales e importantes para hacernos una idea de como será esa persona en el futuro, qué miedos tendrá, si será una persona atrevida, fuerte, celosa,compasiva, paciente, agresiva etc.

Y ¿Donde está la clave para evitar tener esos miedos e inseguridades?

Aunque parezca un tópico es la realidad, la clave y el secreto están en quererse y amarse a uno mismo independientemente de lo que ocurra a tu alrededor.

La mayoría de las personas piensan que su autoestima depende de la aprobación que reciban del exterior y si no reciben esa aprobación, su autoestima decrece por momentos, pero no, la autoestima no depende de los demás o de sus halagos, depende de TI. Depende de los mensajes que te digas a ti mismo (positivos o negativos) y de cuanto te creas esos mensajes, porque tus pensamientos negativos, serán los que creen tus emociones negativas y finalmente, tu conducta.

Es decir:

Situación (neutra. generalmente) — Pensamientos (negativos) — Emoción (negativa debido a los pensamientos)— Conducta (provocada por los pensamientos y las emociones)

Lo importante en este tipo de situaciones es lograr que el paciente sea capaz de sustituir los pensamientos negativos, por otros más positivos y romper el círculo vicioso de negatividad.

Cuando aprendamos a seguir viviendo en paz y defendiendo nuestros valores e ideas aunque, los demás estén en desacuerdo con nuestra forma de vivir y sus críticas no nos influyan en seguir viviendo felices, entonces podremos decir que nuestra autoestima está del todo intacta.

Hasta entonces, es importante pedir ayuda profesional si no nos vemos capaces de superar el bache nosotros solos/as.

Artículo escrito y cedido a este Blog por la Psicóloga Andrea Mezquida Ortega. Valencia.  Colegiada NºCV12578 .andreapsicologa8@gmail.com

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¿Por qué en verano me pongo triste?

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Llegó el verano y con él, el calor, las risas y las vacaciones. Tiempo de relax y descanso en el que sumergirnos en el mar o en la piscina y disfrutar de un buen helado. Así nos lo han enseñado. Pero más allá de las sensaciones positivas asociadas a esta temporada, también existe una extraña sensación de vacío y tristeza que puede acompañarnos en estos días en los que las temperaturas son más altas. Veamos de qué se trata.

 

Un verano lleno de tristeza

 

Parece increíble que cuando los días son más largos y el sol nos invita a salir a la calle hay quien se sienta triste y deprimido. Pero así es, aproximadamente el 1% de la población afirma sentirse de esta manera, siendo más común entre mujeres con edades comprendidas entre los 20 y 40 años. Aunque según la psicoterapeuta Anabel Castrezana este número de afectados irá en aumento por el calentamiento global y los periodos cada ves más largos de la estación veraniega.

 

Un grupo de psicólogos austríacos ha denominado a este estado la “depresión de la tumbona” cuando se produce durante las vacaciones y lo atribuyen a la incapacidad de las personas que la padecen del librarse del estrés acumulado durante el año y desconectar del trabajo. Por otro lado, si ocurre a lo largo de todo el verano es comúnmente conocido como el Trastorno afectivo estacional en su forma más grave; que en un primer momento se asoció al frío y la oscuridad y ahora, parece que también está presente en verano.

 

Causas de la tristeza en verano

 

La época estival está llena de cambios que pueden afectar a nuestro estado de ánimo además, de la sensación de humedad que aparece y el intenso calor que no es bienvenido por muchos de nosotros. Estos factores provocan en algunas personas sentimientos de irritabilidad, frustración y malestar.

 

Otra causa relacionada con este estado es el descontento con la imagen corporal debido a que es una época en la que nuestro cuerpo suele estar más visible, sobre todo si se acude a la playa o a la piscina. Aquellos que no se aceptan como son suelen sentirse incómodos en estas situaciones.

 

La nostalgia por épocas pasadas es otro factor que puede aumentar la tristeza, ya que recordar momentos junto a familiares que no están o desear hacer viajes a lugares que llaman la atención pero que ahora no se pueden llevar a cabo pueden generar sentimientos de frustración.

 

Sentirse nostálgicos, tristes o frustrados en la época veraniega según algunas investigaciones también está relacionado con la disminución de la melatonina del cerebro ante las altas temperaturas.

 

Como vemos hay un gran número de factores que pueden originar este “estar triste” pero no debemos olvidar otras variables como el tipo de personalidad, la influencia del contexto y la historia personal de quien lo padece, junto al poder de las expectativas que se realizan y que posteriormente se contrastan con la realidad.

 

Prevenir la tristeza veraniega

 

Algunos consejos para prevenir y hacer frente a la sensación de tristeza que puede atraparnos durante este periodo es conveniente:

 

  • Salir a la calle. Estar en contacto con el mundo es fundamental para nuestro bienestar físico y emocional. Por lo que es conveniente no dejar de hacerlo, ahora bien tampoco es recomendable salir a la calle cuando las horas de calor sean más intensas. Aprovechar las últimas horas de la tarde o salir por la noche o a primera hora a dar un paseo suele funcionar. No olvidemos que nuestra casa es el caldo de cultivo para no parar de dar vueltas a nuestros pensamientos.
  • Hacer ejercicio. Hacer algún deporte o simplemente salir a pasear durante unos 20-30 minutos ya es suficiente para que nuestro organismo comience a generar endorfinas y aumente la serotonina de nuestro cerebro haciéndonos sentir mejor.
  • Planear las vacaciones de manera realista. Desear visitar Tailandia o una isla exótica está muy bien pero no siempre podremos hacerlo. Por lo que bajar a la tierra para organizar nuestras vacaciones es fundamental para no frustrarnos. Has de tener en cuenta tu presupuesto económico si tu objetivo es viajar y la opinión de tus acompañantes y si lo que vas a hacer es quedarte en casa también puedes hacer planes para esos días. Que no viajes no implica que no puedas divertirte. A menudo a nuestro alrededor hay muchas más posibilidades de las que imaginamos.
  • Refrescarse en los momentos de calor intenso. Beber agua es indispensable para hidratarnos así como refrescar puntos claves de nuestro cuerpo si estamos pasando mucho calor como los codos, los tobillos y el cuello. Esto ayudará a combatirlo y nos alejará de sentirnos sofocados y apáticos por el calor.
  • Practicar Mindfulness. El mindfulness nos ayuda a estar en contacto con nosotros mismos y a profundizar en nuestro interior. Su práctica mejora las capacidades de auto conciencia e inteligencia emocional permitiéndonos vivir en el momento presente y reduciendo los sentimientos de estrés y ansiedad. Más que una técnica es un estilo de afrontamiento que nos permite observar la vida desde una perspectiva positiva, lo que puede ser muy útil para lidiar con la tristeza cotidiana.
  • La aceptación es el sostén fundamental para querernos tal y como somos. La belleza es una actitud, no esa imagen ideal que sale en las revistas y los medios de comunicación. Ama tu cuerpo, olvida las comparaciones con los demás y aprende a aceptarte para sentirte mejor.
  • Comer sano. La comida sana y equilibrada mejora nuestra salud y bienestar emocional. Un estudio llevado a cabo por la Clínica de la Universidad de Navarra afirma que una dieta saludable nos protege de la depresión y reduce su riesgo en un 40 y 50%.
  • Rodearse de personas que nos quieren. La época de verano invita a estar solos en muchos momentos pero forzarse a estar con más gente es fundamental para mejorar nuestra estado de ánimo. Además, no hace falta estar siempre en la calle bajo ese sol aterrador para relacionarnos, invitar a un amigo o familiar en nuestra casa también nos beneficia, siempre y cuando no se convierta en una excusa para evitar salir.

 

Por último, en los casos en los que la tristeza aparezca en su forma más grave es conveniente consultar con un especialista para que pueda ayudarnos a afrontar esta situación de la mejor manera.

Artículo cedido a este Blog por la Psicóloga Gema Sánchez Cuevas. Colegiada Nº EX01253. © All rights reserved.

El Duelo Amoroso y el Duelo por Pérdida

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En muchas ocasiones, las personas tendemos a pensar que al ir aparejados de causas tan dispares y diferentes,  los procesos psicológicos implicados en ambos procesos son también muy diferentes, pero esto, en realidad no es así.

Cuando perdemos a alguien, ya sea por ruptura o fallecimiento, un torbellino de emociones se apodera de nosotros y nos vemos inmersos en un totum revolutum de las mismas. Nos inunda la confusión, la desesperanza, la depresión, la ansiedad y a mayores un gran sentimiento de desapego, que será el que nos lleve a ser conscientes del problema y a rumiarlo, lo que nos hará entrar en un círculo vicioso de ansiedad muy devastador y desgastante que si no atajamos, y ponemos a funcionar a nuestro cerebro, este, sin estar ocupado, se polarizara en pro de esas emociones negativas y la ansiedad se alimentara indefinidamente.

A pesar de todo ello, lo importante es ir entrando en la primera fase del duelo propuesta por Kubler-Ross.  Es un proceso, duro y largo, pero el primer paso para entrar en la primera fase es el principio del fin. Nunca hay que perder la esperanza.

Durante la primera fase, el suceso traumático se niega. La sorpresa y el miedo se apoderan de la persona. El sujeto a penas duerme y cuando se despierta la realidad cae sobre él como una losa. La ansiedad comienza. El desapego está presente todo el día. Tanto en forma de emociones, como en forma de cogniciones.

 

La segunda fase es la ira. En esta fase, las emociones y cogniciones se vuelven contradictorias y ambivalentes, la carga de ansiedad es alta, y la persona puede recordarnos mucho a Dr Jekyll y Mr Hide. La persona esta cambiante e inestable, pero sigue sin poder controlar bien su ansiedad y emociones. De cualquier modo, como ya hemos indicado, lo importante es iniciar el proceso de duelo y avanzar a través de sus etapas.

La tercera fase es la de negociación, y aquí reina la incertidumbre y el desconsuelo, por lo que aquí también, como podemos inferir reina la ansiedad. En esta fase también suelen encontrarse emociones encontradas e incluso verbalización de las mismas. En unos instantes se puede defender a ultranza una idea concreta y al rato después, la opuesta, por muy descabellado que nos parezca.

 

La cuarta fase es la de depresión. Es aquí donde se vislumbra y se hace consciente de todas las emociones y de todo lo que se ha pasado. Por tanto esta etapa está dominada por la profunda tristeza y frustración, pero es el punto de inflexión hacia toda mejora, ya que todo, se ve en su conjunto, el esquema se ve en perspectiva, y aunque la toma de conciencia con la realidad es muy significativa, es lo que nos hará construir de nuevo nuestra vida. Es el impulso, el trampolín que nos permite relativizar, ver todo en perspectiva espacio temporal, y que de algún modo nos empuja hacia la actividad y hacia la normalidad. Esta fase del duelo se cristaliza en la máxima «la vida sigue». En esta etapa es fundamental marcarnos objetivos tanto a corto como a largo plazo.

La última etapa se trata de la aceptación. Fase final en la que predomina la tranquilidad y la confianza a pesar de que el estimulo estresante o ansiogeno este presente, así como sus efectos. La persona realiza una remontada, y es capaz de trascender los hechos acaecidos, seguir con su vida, sus objetivos y motivaciones como siempre y es capaz de reconducirse. En esta etapa, la persona se siente fuerte, y es muy deseable que a partir de aquí, examinemos cuidadosamente si sería deseable hacer ajustes por aquí y por allá sobre algunos aspectos de nuestra personalidad o esquemas con los que afrontamos las situaciones y sucesos que puedan necesitar mejora.

Es un buen momento de llevar esto a cabo, ya que la persona por un lado acaba de superar un evento adverso, pero a la vez lo tiene reciente para saber que es también lo que ha podido fallar.

 

Una vez explicado todo el proceso, ahora pasaremos a proponer cosas que nos puedan venir bien y serán clave para elaborar el proceso de una forma funcional y normalizada:

  • Primero de todo será muy importante centrarnos en apoyo social. Vincularnos más fuertemente aun a figuras importantes y cercanas en nuestras vidas, ya sean familiares o buenos amigos. No se trata de irle contando a todo el mundo nuestro problema, sino a una persona que creamos es un buen confidente, y que solo aconsejara, sin contaminar e influenciarnos con sus esquemas mentales que son ajenos a los nuestros.

 

  • También es importante realizar actividades divertidas, que nos llenen, y mantengan nuestra mente ocupada. No debemos dejar bajo ningún concepto que la ansiedad se apodere de nosotros mismos.

 

  • Adicionalmente, cuidar más que nunca nuestra imagen personal, nos proporcionara un plus de fuerza, ya que alimentara nuestro auto concepto y autoestima.

 

  • Se debe cuidar el aspecto de socializar con gente nueva. Conoce gente nueva, ya que entre esa gente nueva puede haber personas que te aporten cosas muy buenas y nuevas.

 

  • Revisa tu sistema de cogniciones, creencias y mecanismos emocionales. Puede ser un buen momento de ponerse manos a la obra en trabajar ciertos aspectos de tu personalidad que necesiten fortalecerse, pulirse o mejorarse.

 

  • Si no somos nosotros mismos los que atravesamos el duelo pero sí que tenemos a personas cercanas a nuestro alrededor que lo atraviesan, lo más recomendable es: ser empáticos, apoyar a la otra persona con lo que decida aunque podemos aconsejar, comunicarnos sin exigir y sin echar en cara (es el peor momento para hacerlo), no juzgar a la otra persona en base a las decisiones que tome, etc….

 

  • El tiempo, para concluir, es el gran remedio para todo mal. Así que hemos de ser pacientes con nosotros mismos y los demás, no forzar los tiempos ni luchar contra emociones, ya que eso siempre se vuelve en nuestra contra. Podemos incluso ralentizar el proceso de duelo, desmoronando lo que ya teníamos construido.

 

 

  • Ni que decir tiene, que siempre tendremos a nuestra disposición ayuda profesional si es que es necesaria. Un buen psicólogo puede llegar a ser un gran apoyo en los momentos más difíciles, y el siempre nos guiara en la mejor dirección con las mejores herramientas. La guía de una persona que es conocedora ampliamente sobre un tema es muy importante. Muchas veces tenemos que tener cuidado con por quien nos dejamos aconsejar. Hay personas que aunque tengan muy buenas intenciones para con nosotros, no saben realmente ni cómo hacer, ni que hacer para que nos reporte el mayor beneficio, apoyo y ayuda.

 

BIBLIOGRAFIA:

 

Kubbler- Ross, E. (2006). Sobre el duelo y el dolor. Luciérnaga: Madrid.

Garriga Bacardí, J. (2013). El buen amor en la pareja. Destino: Barcelona.

https://manejodelduelo.com/etapas-del-duelo-segun-elizabeth-kubler-ross/

Artículo escrito y cedido a este Blog por la psicóloga Raquel Herrero Palacios ©. Todos los derechos reservados.

Ideas irracionales. ¿Qué es eso?

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Seguro que todos hemos escuchado alguna vez eso de “las ideas irracionales” o “las ideas disfuncionales”.

Pero, ¿sabríamos explicar qué son realmente?, ¿En qué consisten?, ¿Cómo se generan o, por qué se mantienen en nuestra mente?

Las ideas irracionales, son ideas que forman parte de todos los seres humanos solo que, por suerte, algunas personas tienen la capacidad de saber gestionarlas y minimizarlas a tiempo, es decir, antes que esta idea irracional pase a perturbarles.

Las ideas irracionales son fácilmente detectables por cualquier persona y se fundamentan en dos principios básicos:

1º principio: Una idea irracional no se basa en un hecho objetivo, observable o probable.

2º principio: Una idea irracional suele ser exagerada de acuerdo al contexto y situación en el cual se ha originado.

Pongamos un ejemplo para entenderlo un poco mejor:

SITUACIÓN                                       PENSAMIENTO

Mi pareja termina la relación       (Ya no me quiere, nunca me va a querer nadie, no voy a

                                                             encontrar pareja nunca…)                  

Que tu pareja termine la relación puede ser una situación «triste» o si me apuras podría ser una situación «muy triste» pero en ningún caso resulta un hecho «horrible» como para que alguien llegue a tener este tipo de pensamientos tan desproporcionados sobre sí mismo y sobre su vida y su futuro.

Quizá, si lo comparamos con otra situación se pueda entender mejor.

Si una persona que es “dejada” por su pareja y cataloga este hecho como un suceso » extremadamente horrible», ¿Cómo catalogará el hecho, por ejemplo, de padecer un cáncer?, si seguimos con este tipo de lógica, el cáncer sería interpretado como un hecho también “extremadamente horrible”, por lo que, este tipo de ejemplos, nos harían entender la desproporcionalidad con la que se suelen interpretar algunas situaciones y de esta manera, conseguir más rápidamente, encontrar el pensamiento alternativo, más beneficioso para nosotros, ante esta misma situación.

Por lo tanto, en este caso, romper la relación de pareja, no da lugar a ese tipo de pensamientos sobre mi persona, es decir: ni esa persona tiene por qué haber dejado de quererme, (porque en muchas situaciones me ha demostrado que me quiere) ni es cierto que nadie más vaya a quererme nunca, (porque el hecho de que mi pareja actual quiera dejar la relación, no incluye al resto de mortales del planeta) ni el hecho de que mi pareja me deje, implica que NADIE vaya a querer estar conmigo nunca. (Porque existen millones de personas en el mundo con las que podrían tener una relación magnífica y entendernos mejor)

Por lo tanto, ¿cómo hubiera sido la forma acertada de actuar en esta situación y, por lo tanto, sustituir esos pensamientos irracionales por otros más racionales y beneficiosos para mi?

 

 

SITUACIÓN                                    PENSAMIENTO

Mi pareja termina la relación      Me entristece mucho, yo le quería. pero no pasa nada,    

                                                         lo afrontaré de la mejor manera que pueda y, cuando el

                                                        tiempo lo permita, podremos ser amigos y además, solo/a se

                                                    está estupendamente bien y tengo más tiempo para hacer cosas

                       

Debo decir que llegar a conseguir un pensamiento tan funcional requiere meses e incluso años de entrenamiento, pero si nunca empezamos, nunca lo conseguiremos.

En la mayoría de las ocasiones, recorrer ese camino nosotros solos, resulta algo más complicado y extenso, por lo que, siempre es importante tener claro, que podremos contar en todo momento, con ayuda profesional para poder sobrellevarlo y atravesarlo de la manera más eficiente posible.

Tú eliges como afrontas las adversidades de tu vida y tú decides de qué manera prefieres interpretarlas.

¡Ánimo!.

Artículo escrito y cedido a este Blog por la Psicóloga Andrea Mezquida Ortega. Valencia.  Colegiada NºCV12578 .andreapsicologa8@gmail.com

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