¿ Qué siente un refugiado de guerra ?

Se define refugiado de guerra como una persona que se ha visto obligada a abandonar su país de origen debido al peligro que podía correr por causas relacionadas con la guerra. Además los refugiados, se ven obligados a salir de su país porque no reciben la suficiente protección por parte de éste. Estos civiles generalmente huyen debido a la escalada de violencia en la guerra correspondiente.

Muy de actualidad, nos toca de cerca la problemática de los refugiados sirios, quienes por un lado tienen que enfrentar en su mente un conflicto enorme, conllevando ello un gran sufrimiento debido a que: por un lado, están escapando de su propio país, donde tienen su identidad, sus recuerdos, su vida hasta el día en que deciden que deben irse; esto es, es huir de tu propio pasado a la fuerza, para a la vez, enfrentarse a un futuro incierto, ansiógeno y altamente estresante, en un país diferente, que no es el propio, y que no se conoce, (teniéndose que adaptar a otras costumbres, integrarse en otro tipo de grupos y ambientes…etc.) entrando aquí cuestiones sociológicas, antropológicas etc. Es una dicotomía muy compleja y dolorosa, en la que existe un punto de inflexión que es la partida del refugiado a otro país vecino para mejorar sus condiciones de vida y seguridad.

Entre las consecuencias o aspectos psicológicos en un refugiado, hay que tener en cuenta elementos tales como, sentimientos de miedo, por el anticipo o incertidumbre de lo que pasará en un futuro incierto y estresante, problemas relacionados con la ansiedad y el estrés, falta de identificación con el nuevo entorno y dificultades para entablar nuevas relaciones y apoyos que puedan ser útiles en el proceso de adaptación al nuevo país de residencia, entre otros. Estos migrantes forzados además tendrán que convivir con los recuerdos tortuosos de las situaciones que han vivido y que les han llevado hasta el país destino.
Además como ya apuntan ciertos autores, mientras mayor sea la distancia cultural, mayor es el riesgo de producción de desordenes psíquicos. (González, 2002).
Otro aspecto importante son los niños que llegan dentro de estos grupos de refugiados, para los cuales la vivencia traumática puede ser incluso mayor que en un adulto y con secuelas más duraderas. Es por ello que a ellos, habrá que brindarle protección y asistencia extra y especializada, pues son unos de los colectivos más vulnerables dentro del grupo de los refugiados de guerra.

Desde el punto de vista más antropológico podemos hablar de la introducción de nuevas costumbres o modelos de vivir en un país destino, y con frecuencia estas personas, tenderán a aislarse al mismo tiempo que a unirse a otras de su mismo país de origen, dando lugar a zonas como ya se ha citado anteriormente, aisladas del resto de ciudadanos que viven en el país destino elegido por los refugiados de guerra. Todo esto, acrecentará las diferencias, y producirá en el refugiado sentimientos de marginación o aislamiento. También hemos de tener en cuenta, que en ocasiones el idioma no será el mismo, y esto también genere barreras de comunicación por lo que la intervención holística y general se ha de llevar a cabo con interpretes como pilar fundamental.
Asimismo, puede darse que los refugiados traigan al país destino sus costumbres a la hora de vestir, con vestimentas propias de su zona, e incluso introducir formas de alimentación propias en el nuevo país. Esto en ocasiones puede desencadenar conflictos en el país destino, como estamos acostumbrados a presenciar, como es el caso de la vestimenta o indumentaria. En última instancia, también cabria hablar de mestizaje pero a un largo plazo y a lo largo de los años.

Desde el punto de vista más puramente sociológico, profundizaremos en la intervención que este colectivo requiere en consecuencia de todas las dificultades que desde el punto de vista psicológico pueden afectarles que recordamos como: desorientación, miedo, desconfianza, carencia de recursos económicos, ansiedad alteraciones nerviosas, etc. Es por tanto que los trabajadores sociales deben centrarse en: crear confianza y seguridad en los refugiados, dotar de acogida y trato amable, e informar claramente sobre el procedimiento de asilo entre otras.

Ellos, necesitan sentirse parte de la sociedad destino. Necesitan sentirse identificados, necesitan sentir que forman parte del grupo por lo que pueden existir factores operantes como la desconfianza, aislamiento, que han de ser paliados por las intervenciones de antropólogos, trabajadores sociales y psicólogos. Aquí debemos tener en cuenta las palabras de (González, 2002) quien alega que: La respuesta de la sociedad a los problemas psicosociales de los refugiados ha derivado en una creciente institucionalización, modelo de solución que es ajeno a ellos. Las estructuras institucionales son en cierta medida partícipes de un proceso de inhabilitación del refugiado. Por lo que se debe tener especial cuidado con la institucionalización de este fenómeno.
También desde el punto de vista sociológico podemos tener en cuenta como un refugiado puede sentirse no identificado con la religión de su país destino que puede ser diferente, entrando también en conflicto creencias, y acrecentando ello mismo también la tendencia a aislarse en núcleos poblacionales alejados del resto de ciudadanos que guardan otras costumbres.
Para concluir, deberíamos reflexionar que ser refugiado es algo muy difícil. Hay que enfrentarse como persona a muchas dificultades y desafíos. Por ello, la práctica de la empatía, la solidaridad y la ayuda es clave. Y que el sufrimiento humano que un refugiado padece, puede ser en estos casos opcional (ya que a nadie nos consultan si queremos que se produzcan guerras y otros desastres), pero tenderles la mano, y paliar dicho sufrimiento, ha de ser una obligación.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
De Juan Canales, David. (2010). Emergencia civil y economía del refugio en los campamentos de refugiados saharauis de Argelia. Gazeta de Antropología, 26 (1), artículo 11.
Vega Pascual, Mª Jesús. (1996). Fases de intervención social con refugiados. Cuadernos de trabajo social, 4 (1996), 155-181.

Artículo escrito y cecido a este Blog por la psicóloga Raquel Herrero Palacios ©. Todos los derechos reservados.

Sexualidad Femenina: la mujer y el deseo

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La sexualidad femenina es un tema desconocido por la mayoría de las mujeres, así como foco de polémicas y discusiones durante años.
En torno al cuerpo de la mujer como a su sexualidad se entretejen diversos mitos, planteamientos y numerosas investigaciones que no han dejado en muchos casos de estar influenciados por la presión social proveniente de las ideologías imperantes.
En esta situación cabe señalar a la falta de deseo sexual como la problemática más frecuente en el sexo femenino.

El deseo sexual
En primer lugar, podemos decir que el deseo sexual es una experiencia aliada con la sensación de placer.
Si esta experiencia es positiva generará una huella emocional que dará lugar al deseo, siendo en muchas ocasiones tan solo necesario su recuerdo para activarlo. Pero por el contrario, si la experiencia genera malestar producirá displacer.
Así, el apetito o deseo sexual podemos definirlo como la voluntad o energía para conseguir y experimentar placer, producto de una interacción compleja de factores cognitivos, fisiológicos y emocionales.
No obstante no podemos olvidarnos de que si consideramos al deseo sexual como experiencia, este es en buena parte subjetivo y propio de cada persona que lo experimente.

La apatía sexual femenina
La apatía sexual femenina es expresada a través de la evitación de las prácticas sexuales y eróticas o de la poca o nula iniciativa por parte la mujer hacia el encuentro sexual entre otras. Teniendo repercusiones no solo a nivel individual sino también de la relación de pareja.
Esta disminución o falta de deseo sexual no pasa desapercibida para la mujer que la presenta, suponiéndola un problema cuando es vivida como una carencia que le genera un malestar que puede desembocar en angustia.
Las causas de esta inapetencia sexual puede ser tanto biológicas, como psicológicas y/o socioculturales, estando generalmente interrelacionadas. Pero según diversos estudios, la mayoría de las veces corresponde a la esfera psicológica de la persona.
Más allá de las causas orgánicas (p. ej. niveles de testosterona, serotonina, efectos de medicamentos…) que serán las primeras en evaluar, nos centraremos en este caso en aquellas relacionadas con la dimensión psicológica y social de la mujer.
En relación a estos aspectos hay que hacer hincapié en cómo la mujer vive su sexualidad, y si esta es realmente conocida por ella. ¿Por qué? Porque la mayoría de las veces la sexualidad o el sexo se confunden con la penetración, siendo una concepción muy reducida, además de las creencias irracionales, mitos y expectativas inadecuadas relacionadas con estos conceptos.
Así, la creencia sostenida por parte de la mujer de que la penetración es la condición única, suficiente y necesaria para mantener relaciones sexuales puede llegar a mermar su nivel de deseo sexual, si para ella esta práctica no resulta tan atractiva y satisfactoria. Olvidando o en muchos casos desconociendo que la relación sexual es una experiencia mucho más amplia y enriquecedora.
En general, una falta de conocimiento sobre sí misma junto con niveles bajos de autoestima, altos de exigencia o la presencia de depresión o ansiedad también pueden influir en la disminución del deseo.
Por otro lado, el cansancio tanto a nivel físico como mental puede erigirse como enemigo del deseo sexual. Pues no olvidemos que la apetencia sexual necesita de ese plus de energía y voluntad, los cuales pueden verse impedidos por los niveles de estrés y cansancio acumulados consecuentes del ritmo de vida.
Otra causa relacionada con la pérdida de apetito sexual está relacionada con asociar experiencias sexuales desagradables con el deseo, pudiendo experimentar el miedo a desear.
Y tampoco podemos obviar el hecho de que las relaciones sexuales son un aspecto fundamental en las relaciones de pareja. Si una se encuentra deteriorada, repercutirá en la otra.
Así las discusiones, conflictos, problemas de comunicación, desconfianza, etc. harán disminuir el deseo sexual, pero también la insatisfacción sexual puede deteriorar la pareja.
Por ejemplo, si una mujer y su pareja no hablan sobre qué es lo que más les excita a cada uno, aun en el intento de dar con la tecla puede ser difícil averiguarlo, porque como hemos dicho el deseo es una experiencia subjetiva.
En este aspecto la mujer suele mostrar muchos más inconvenientes que los hombres por el mero hecho de ser mujer y por cómo la sociedad la ha catalogado a lo largo de los años, desde carente de placer en sus inicios pasando por grandes insinuadoras o poco activas sexualmente.
La realidad es que sexualidad y mujer han mantenido una relación casi invisible a lo largo del tiempo, que poco a poco comienza a ver la luz. Y que aunque ambas comiencen a verse la cara, no se solucionarán todos los problemas entre ellas, pero sí las permitirá conocerse más profundamente para poder atenuar algunas diferencias y solventar otras.
La cuestión se encuentra por un lado en librarse de ese bagaje de género limitante marcado por los mensajes sociales y culturares y por otro en comenzar a conocerse. Además de acudir a los profesionales especializados cuando la situación lo requiera.
No olvidemos que la sexualidad varía de una cultura a otra, además de en el contexto socio-histórico en el que se desarrolle, por lo que el deseo sexual no dejará de ser diferente.

Bibliografía:
-Bancroft, J. (1985) El deseo sexual. Mundo científico, (96), 1100-1106.
-Coronado, A. (2014). Concepto de sexualidad. Granada: Instituto de Sexología Al Ándalus (no publicado).
-Fuertes, A. (1993) La naturaleza del deseo sexual y sus problemas: implicaciones terapéuticas. Cuadernos de Medicina Psicosomática, 33.
-Gagné, S. (1993) El deseo erótico femenino. Revista de sexología, (57-58), 137-174.

Artículo escrito y cedido a este Blog por la Psicóloga Gema Sánchez Cuevas ©. Prohibida su utilización sin el consentimiento del autor.

Prevengamos el Bullying en este 2016

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El bullying o acoso escolar, es por desgracia en la actualidad, una realidad y una problemática muy presente en muchos entornos escolares. Su incidencia, es cada vez mayor, y en algunas ocasiones somos testigos de noticias desagradables sobre el tema en telediarios que nos relatan una historia con trágico final.

De esta forma, siendo un problema social y que debería incumbirnos a todos; una de las formas de prevenirlo y por tanto, combatirlo, sería darle visibilidad y con ello fomentar la concienciación en todos los estratos y ámbitos de la sociedad haciendo partícipes, tanto a las familias como a ciertos organismos sociales e incluso políticos para que se impliquen y luchen activamente contra esta problemática.

Y la concienciación de base, se consigue mediante la muestra de la realidad, es decir, haciendo partícipes a los ciudadanos de la problemática (de que ésta existe, de que es evidente) bien sea, hablando mas sobre ello en medios de comunicación o realizando mayor número de campañas de sensibilización en escuelas, centros, asociaciones etc… Un ejemplo de concienciación llevada a cabo en este sentido es la del Observatorio de Salud de la Infancia y Adolescencia de la fundación FAROS del Hospital Sant Joan de Déu publicando el cuento «No es mi problema». (INFOCOP, 71- 2015)

Tomando todo ello como base, podríamos implementar y mejorar su prevención reforzando estas medidas junto a las siguientes:

Educando en la diversidad: esto es, enseñando desde el comiendo a nuestros pequeños desde el hogar, que los seres humanos somos diversos y variados, y que no existe un único standard absoluto o válido, es decir, se ha de fomentar la tolerancia en cuanto a las diferencias que se observan en los demás. Sería como desarrollar el ya manido concepto de… «ni yo soy mejor que tu, ni tú eres mejor que yo por ninguna razón».

Fomentar la integración: enseñarle a nuestros hijos que la integración de sus iguales en diversos entornos es una conducta deseable y esperable por parte de la sociedad. Se debe hacer hincapié en respetar a los otros y explicitar que, así y sólo así seremos respetados. Otro concepto a trabajar con los más pequeños y los no tanto que viene de la mano del citado anteriormente, sería el fomento de la igualdad (nadie es superior a nadie) reforzando la integración de las personas en un grupo o colectivo, y evitando la exclusión aludiendo a diferencias «supuestamente percibidas».

Trabajando la empatía: es decir, trabajando la habilidad, de «ponernos los zapatos del otro, y caminar con ellos». Cuando nos ponemos en lugar del otro, es mas fácil vislumbrar aquello que puede estarle empujando a comportarse de cierto modo. También debemos hacer visible tanto a padres, como a niños la toma de conciencia y sensibilización (que ha de ser practicada y ejercida mediante el trabajo de la empatía) de las dificultades que pueden estar atravesando los iguales como para que además se ejerza acoso, coerción o similares sobre ellos.

Implementar y desarrollar el espíritu colectivo y de ayuda: para prevenir el bullying resulta muy útil enseñarlo a los más pequeños, y con ello los beneficios que puede reportar su práctica. Es clave mostrarles que, si son testigos en situaciones de bullying en el entorno en que se mueven, deben evitar ser cómplices, ya que la colaboración activa o pasiva es también algo a tener en cuenta en el bullying y acoso moral; (Rubio Lara, 2010) y que es deseable, ofrecer la ayuda que esté de su mano ayudándose de maestros u otros y fomentar la cohesión grupal y la integración de sus iguales.

Como última y no por ello menos importante, una medida clave es enseñar y fomentar la comunicación de la problemática, tanto como si se trata de rol de observador, como de sujeto víctima. La protección de la víctima solo se consigue dando este paso, y es el que más debía reforzarse y enseñarse a todos para la prevención de este problema y realidad social. Un buen paso para ello es hablar con nuestros hijos y comunicarnos con ellos al menos cada día para fomentar la confianza que ellos nos puedan tener para comunicarnos problemas, dudas o inquietudes.

Es muy importante no olvidar, que con las nuevas tecnologías pueden darse episodios de ciberbullying que consiste en la intimidación a través de correo electrónico, chat, sitio web o teléfono móvil (Limber, Kowalsi et al, 2009), mas difíciles de detectar y que suelen ir ligados a situaciones de acoso en la vida real. (Fernández Rodicio, 2012). Prevenir en este área es también fundamental, ya que según exponen algunos autores, el uso generalizado por parte de adolescentes de las nuevas tecnologías supone obviar riesgos inherentes a éstas. (Álvarez Arias, 2015).

Artículo escrito y cedido por la Psicóloga RAQUEL HERRERO PALACIOS con Copyright © Oficial ®.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Alvarez Arias, Julio Cesar. (2015). Adolescencia y nuevas tecnologías: Una relación Simbiótica. Prolepsis, 19 (primer cuatrimestre de 2015), 32-36.
Fernández Rodicio, Clara Isabel. (2012). El acoso telemático en menores: Ciberacoso y grooming. Prolepsis, 12 (tercer cuatrimestre de 2012), 32-54.
La fuente del Cuento sobre Bullying ha sido extraída de: INFOCOP, 71 (octubre-diciembre 2015), página 30, sección de noticias y puede descargarse y leerse aquí:
http://faros.hsjdbcn.org/sites/default/files/no-es-mi-problema.pdf

Hipoterapia o terapia con caballos, una alternativa para la intervención física y psicológica

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Dentro del mundo de las intervenciones asistidas con animales (IAA) podemos encontrar la hipoterapia o terapia con caballos, si bien es conocida por sus aplicaciones a nivel físico, es también una herramienta muy poderosa para trabajar a nivel emocional y cognitivo con nuestros pacientes. A continuación explicaremos las bases de este trabajo tan bonito y de los principales beneficios físicos y psicológicos.

¿Que es?

La hipoterapia o terapia con caballos es un tipo de intervención que estimula todo el cuerpo del usuario tanto a nivel físico como psíquico. Al montarse sobre el caballo, incrementa su autoestima y su motivación, lo que hace que aumente la eficacia de la intervención al convertirse en un potente reforzador para el paciente, la terapia se convierte en algo lúdico.

A nivel general, ha demostrado ser capaz de mejorar el equilibrio y la movilidad, de ahí la utilización con pacientes que sufren diferentes problemas a nivel motor, pero actúa también en otros planos como el de la comunicación y del comportamiento, de hecho, esta terapia se utiliza en gran medida con personas que sufren dificultades para integrarse en la sociedad (TEA, problemas de conducta…)

Cuando trabajamos con usuarios con algún tipo de discapacidad, sobretodo a nivel del tronco inferior (piernas), el caballo les vuelve a dotar de las sensaciónes de autonomía y de libertad perdidas, pueden volver a moverse por el espacio sin ayuda de sillas de ruedas o muletas y vuelven a tener sensaciones a nivel muscular que son muy difíciles de recrear por otros medios (montar a caballo imita el vaivén del caminar de una manera activa para el usuario). Pueden caminar al paso, trotar e incluso galopar, estas son, sin duda, unas de las mejores y más placenteras sensaciones que podemos recrear en los usuarios al introducir este tipo de intervenciones. La oportunidad de poder dar un paseo por un entorno natural va a producir un estado de ánimo positivo y a llenar de energía al usuario que lo practica, haciendo que enfrenten su día a día de un modo más feliz.

En menores con problemas de conducta también es un estímulo muy potente, ya que el subirse encima de un gran caballo y controlarlo es un gran reto para muchos de ellos, un “gran problema” que requiere de estrategias para controlar su frustración y sus miedos, y que al superarlos de manera satisfactoria, se generalizan a otros aspectos de su vida. Por medio del vínculoque estos menores establecen con su caballo se trabajan capacidades como laempatía, cuidado del otro, trabajo en equipo… y se mejoran las relaciones que establece en su círculo social y familiar)

Por estas razones se convierte en el único tratamiento por medio del cual el paciente está expuesto a movimientos de vaivén que son enormemente similares a los que realiza el cuerpo humano al caminar. Esto supone que el paciente no se enfrenta pasivamente al movimiento, sino que se ve obligado a reaccionar frente a una serie de estímulos producidos por el trote del caballo. tiene que adaptarse a los ritmos, a los 110 movimientos por minuto que el animal realiza. Debe adaptarse y responder frente a múltiples y diferentes demandas cambiantes y nuevas sensaciones. Se produce así una reacción que no es sólo muscular sino también sensorial. Afecta a todo el cuerpo del paciente, quien experimenta una mejoría global.

Pero si hay un punto diferenciador, que influye muy notablemente en la obtención de resultados positivos, es que la hipoterapia es asumida por el paciente como una diversión. Se desarrolla al aire libre, pudiendo disfrutar de cuanto le rodea, no en un lugar cerrado sin estímulos naturales. Esto está apoyado en la teoría de la biofilia, la cual dice que los seres humanos sentimos una conexión innata con la naturaleza y la vida en si, por lo que este tipo de intervención con un animal y en un entorno natural es vivida por el usuario con una mayor afinidad. Montar a caballo es una terapia, pero es también una diversión.

¿Qué beneficios tiene?

Ofrece beneficios físicos y psicológicos y pueden orientarse a una función determinada o a un grupo de funciones que requieren ser estimuladas en conjunto, logrando avances específicos de acuerdo a los requerimientos que el profesional considera que son prioritarios para el paciente.

Físicos:
El usuario mejora su equilibrio vertical y horizontal, regula el tono muscular y adquiere mejor coordinación motriz fina y gruesa, experimenta la disociación de la cintura pélvica y la cintura escapular, indispensable para la marcha sana en bipedestación. Montar a caballo a horcajadas equivale a caminar sentado. Aumento de la fuerza y resistencia. Mejora la lateralidad. Automatización del patrón de locomoción. Permite un mejor conocimiento del esquema corporal y el desarrollo del sistema propioceptivo.

Psicológicos
El usuario siente una sensación de bienestar general, mejora de autoestima y autoconfianza. Estimula la comunicación y las relaciones sociales. Mejora la expresión verbal aumentando su vocabulario, potencia la atención y la concentración, mejora la memorización y el control emocional y favorece la integración.

Para conseguir los mayores beneficios en estas terapias debe intervenir un equipo compuesto por psicólogos, fisioterapeutas, técnicos en terapia asistida con animales y monitores ecuestres especializados, además de caballos preparados para esta labor. El trabajo conjunto de todos estos profesionales ayudados por el caballo hace que los pacientes vivan esta intervención multidisciplinar como algo mucho más natural y menos invasiva que métodos más tradicionales, lo que es una clara ventaja sobretodo para usuarios que requieren de intervenciones muy prolongadas en el tiempo, ya que se convierte en algo lúdico para ellos y facilita desde el primer momento la consecución de objetivos en las áreas trabajadas.

En definitiva, es un trabajo que aúna beneficios tanto físicos y psicológicos que es vivido por el paciente como una diversión y no como una obligación de mejora, esta ventaja hace que la calidad de vida de las personas mejore desde el primer día ya que salen muy felices de las sesiones de trabajo y con la sensación de haber tenido una tarde diferente y divertida, y ese es uno de nuestros principales objetivos de trabajo, así que vale la pena probarlo, ¿no creéis?.

Artículo escrito por Laura Pazos. Psicóloga del Equipo Con.tacto. Terapia con Animales. Vigo. Colaboradora habitual y miembro titular del proyecto social elpsicologomasbarato.es

La maternidad subrogada y los vínculos afectivos

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En la actualidad, los modelos de familia se encuentran en pleno cambio. Nos encontramos en una época de transición en la que tantos los avances tecnológicos como médicos repercuten tanto indirecta como directamente en el modo de relacionarnos.

Se abren paso así, nuevos dilemas éticos y morales en torno a la aparición de estos cambios que nos hacen indagar sobre cómo van a evolucionar los vínculos afectivos que comienzan a originarse.

En este caso nos centraremos en analizar la práctica de la maternidad subrogada o comúnmente conocida como vientre de alquiler y su relación con los vínculos afectivos.

La maternidad subrogada

Es un hecho que cada vez son más las personas que acuden a los vientres de alquiler como forma de solución a su deseo de ser padres.

Se conoce como maternidad subrogada, maternidad sustituta o vientre de alquiler a la práctica en la que una mujer gesta a un bebé previo pacto o compromiso, mediante el cual tiene que ceder todos los derechos sobre el recién nacido a la persona o personas que asumirán la paternidad o maternidad del mismo (Souto, 2006).

Cada historia es motivada por una problemática diferente, lo común es la posibilidad de hacer su deseo realidad, ante la imposibilidad de poder hacerlo por uno mismo.

Así, nos encontramos por ejemplo con la historia de Tracey Thompson y Kelley McKissack, madre e hija, que no solo comparten una relación filial sino que Tracey dio a luz a su nieta, debido a que su hija tenía problemas de fertilidad.

Pero más allá de la repercusión a nivel mediático y de la solución al problema de fertilidad de Kelley, ¿qué supone la realización de esta práctica?

Opiniones hay muchas y para todos los gustos desde considerar la maternidad como un proceso natural y en el que no es aceptable su modificación por una nueva modalidad o ver esta práctica como una forma de mercantilizar a las personas como argumentos en contra, hasta verlo como una solución viable para todas aquellas mujeres con problemas de esterilidad o la libertad de una mujer para hacer con su cuerpo lo que considere como argumentos a favor.

Pero, ¿qué hay de los vínculos afectivos en la maternidad subrogada?

Apego y vínculos afectivos

El apego es el eje fundamental de las relaciones humanas. No solo es el primer vínculo que los seres humanos desarrollamos sino que según diversas teorías y autores, la forma en cómo lo hacemos y cómo éste se desarrolla en las primeras relaciones que establecemos determinará más adelante cómo serán nuestras próximas relaciones.

La teoría del apego desarrollada por Jhon Bolwby defiende que la relación más temprana que se establece y que nos permite aprender a regular nuestro sistema emocional es la vinculación afectiva con el cuidador más próximo, siendo generalmente la madre.

Esta relación otorga al niño una sensación de confianza y seguridad que le servirá de soporte para su desarrollo. Así, en líneas generales, la forma en que la madre se vincule con su hijo repercutirá en toda la vida posterior de este.

Pero en relación a la práctica de la maternidad subrogada, ¿qué papel tiene el apego?

Apego y maternidad subrogada

Si bien es cierto como hemos dicho anteriormente que la principal figura de afecto suele ser la madre, en otros muchos casos no lo es. Lo importante es el establecimiento de un vínculo o relación, entre el bebé y un cuidador principal. Y sobre todo, que este vínculo sea seguro y sano, es decir de calidad.

Así, no es tanto con quién el niño establece ese vínculo sino la calidad del mismo y si ésta le proporciona un soporte afectivo sano, que permita conformar de manera adecuada su futura personalidad.

Pero también existen otras teorías que defienden la idea de que el vínculo de apego comienza a crearse desde el embarazo. Desde esta perspectiva, el cuerpo de la mujer se prepara, observándose cambios en el cerebro tanto a nivel estructural como funcional para la creación de este nuevo vínculo.

Si tenemos en cuenta este enfoque, quizás la dificultad la encontramos en las repercusiones emocionales que puedan originarse en la mujer que ha gestado durante 9 meses al niño. Ya que a pesar del contrato previamente establecido entre las partes del acuerdo, ésta puede desarrollar sentimientos y pensamientos en cuanto a la salud y bienestar del niño.

O quizás son los futuros padres quienes tras pasar un tiempo creen que no van a poder educarlo, criarlo o verlo como a un hijo…

¿Cómo afectaría a Tracey Thompson el día a día con su nieta a la que dio a luz? ¿Existiría algún tipo de vinculación más allá de la relación abuela – nieta? ¿Se aproximaría más bien a una relación filial?

Más allá de estar a favor o en contra, lo que sí es importante tener en cuenta es el grado de madurez y responsabilidad de ambas partes para llevar a cabo este proceso. No solo por las consecuencias que puedan tener consigo mismos sino por la vida del niño que vendrá.

Tomar la decisión de la maternidad subrogada o vientre de alquiler supone una serie de valoraciones morales y éticas que cada parte debe replantearse y reflexionar para que posteriormente no surjan confusiones.

Así, la ciencia avanza y con ella surgen nuevas posibilidades y cuestionamientos ético morales que hasta hace un par de generaciones eran impensables, donde la maternidad subrogada se abre camino a pesar de estar prohibida en muchos países, como oportunidad para muchas personas.

Estos nuevos dilemas morales exigen a su vez, nuevas formas de razonamiento y perspectivas para valorarlos. La cuestión es ¿estamos o no preparados?

Artículo escrito y cedido por Gema Sánchez Cuevas. Psicóloga. USAL

¿Qué le pedimos emocionalmente al nuevo año 2016 ?

deseos para el 2016
Todos los años, hacemos una lista de propósitos para realizar o llevar a cabo. En la lista aparecen innumerables metas, como por ejemplo ser de tal forma o de otra, o mejorar en según qué aspectos, además de los archiconocidos «me apunto al gimnasio», «dejo de fumar» etc. Emocionalmente hablando, hay un montón de cosas que encubiertamente asociados a otros objetivos y propósitos, le pedimos al nuevo año.
Hay muchas personas que te dicen claramente: «ser feliz, esa es mi meta»… Desde el punto de vista emocional, puede parecer simple, pero en el fondo es más complejo de lo que parece. Muchas de las personas que dicen que quieren ser felices como nuevo propósito, lo asocian a cosas o sucesos del tipo: «bueno, si consigo que me asciendan, seré feliz», «si me va bien con mi pareja, seré feliz»…. y así en un sinfín de casos. Esto, es erróneo y nos lleva, por un lado a la frustración (en caso de que no lo consigamos, y como efecto colateral no seremos felices, pues tal meta no ha sido alcanzada) y por otro nos lleva a una forma incorrecta de proceder a la búsqueda o hallazgo de la felicidad.
Emocionalmente, siempre queremos y esperamos mucho. Cuanto más mejor, ser los más felices. De lo que no nos damos cuenta es de que, si nosotros, asociamos nuestra felicidad, o peor aún, la condicionamos a si sucede o se consigue tal cosa o tal otra, difícilmente lo logremos.
Para ser felices, debemos hacerlo por nosotros mismos, fluyendo totalmente, encontrando nosotros nuestra felicidad, nuestra armonía, sin que esta quede condicionada a factores externos. Así y solo así, lograremos ser felices: disfrutando el momento, viviendo el presente sin más.
Pero lo que generalmente en el fondo esperamos emocionalmente de un año nuevo, viene muy ligado a el popular y archiconocido «que me quede como estoy si va a ser para peor» , lo cual en el fondo, se traduce como desear estabilidad, ya que la estabilidad sin cambios abruptos o estresantes, nos genera estabilidad emocional, lo cual es un facilitador para ser felices.
Generalmente aquí reside el núcleo de la cuestión. Obviamente no es lo mismo que una familia, logre reunir el dinero necesario y los medios y decida irse a vivir a otro país porque o era lo que deseaban o piensan que les espera una vida mejor allí; que, a una persona a la que su jefe le trasmite que o se cambia de residencia, yéndose a otro país o pierde su puesto de trabajo, teniéndose que desplazar también con toda su familia para que su vida no quede tan alterada…

Son pues pequeños matices, pero que conforman lo que generalmente una persona pide emocionalmente a un año que acaba de estrenarse: pocos problemas, que no vengan contratiempos, que no haya cambios para peor, etc.; de lo cual podemos derivar que en última instancia, es nada más y nada menos que tener estabilidad y que todo esté bajo nuestro control hasta cierto punto.
También generalmente como ya anunciaba al principio, la gente busca la felicidad, pero generalmente como cito aparejada a aspectos tales como: «a ver si este año viajo más»,» a ver si me suben el sueldo», «a ver si consigo quitarme estos 20 kg que me sobran»; es decir solemos buscar el ser feliz de esas formas, en lugar de ser mas proactivos.
Para acabar, al hacer nuestras peticiones y objetivos en el enfoque más emocional para un nuevo año, deberíamos centrarnos más en luchar por nosotros mismos para que sea así, trabajar por ello y no ponernos objetivos y desear, en lugar de hacer que pase, o hacer que surja. Es así cuando tendremos más claros nuestros objetivos, y con ello se volverán mas alcanzables y realizables.

Les deseo a todos ustedes un feliz, y estable 2016

Psicóloga Raquel Herrero Palacios

10 consejos para enfrentarte a una oposición

“Las oposiciones son el más sangriento espectáculo nacional después de los toros”.

Gregorio Marañón.

La preparación de un examen requiere esfuerzo, pero cuando hablamos de un examen de oposición, el tiempo de estudio se multiplica y algunos aspectos se vuelven cruciales, como aumentar la eficiencia del estudio y mantener la motivación. Allá van unos consejos que pueden serte útiles si te decides a empezar una de estas aventuras: Continúa leyendo 10 consejos para enfrentarte a una oposición

Ansiolíticos naturales para combatir la ansiedad

“En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente” (Khalil Gibran)

Hablar de los trastornos de ansie

dad es hablar de un tópico que presenta múltiples facetas y diferentes características. La ansiedad constituye una sensación subjetiva de difícil definición muy presente en la actualidad.

La ansiedad forma parte de la naturaleza humana al igual que cualquiera de las otras emociones como la rabia, la envidia o el miedo, escapándose de rígidas reglas conceptuales, formando parte de la reacción evolutiva de la supervivencia, gracias a la cual nos preparamos para la lucha o la huida. La cuestión es de qué modo se manifiesta, con qué intensidad

y cómo la sentimos.

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